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El bitcoin, el dinero de las mil caras

La moneda virtual se ha convertido en el oro de internet entre enormes dudas sobre su origen, críticas por los negocios negros que sustenta y la incertidumbre de si algún día servirá para pagar en las tiendas

Para que el bitcoin pueda obtener la etiqueta de dinero necesitaría reunir tres condiciones, según sostiene Miguel Ortuño, ingeniero informático asturiano, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y estudioso de esta criptomoneda que ni se ve ni se toca y que sólo fluye por las redes invisibles de internet. Debería ser reserva de valor, medio de pago y unidad de medida. Pero sólo cumple con la primera condición. La moneda, que nació en 2009 en algún lugar de Asia y en manos de alguien que se hace llamar Satoshi Nakamoto, se ha convertido en el techo de muchos inversores. Su valor ha crecido a un ritmo endiablado en los últimos meses entre rumores de que la burbuja puede estallar en cualquier momento. Es el oro de internet.

Es en las otras dos condiciones en las que falla estrepitosamente. "Como unidad de medida es poco práctico porque durante muchos años seguirá siendo muy volátil", apunta. Y como medio de pago "está muy verde". Entonces, ¿qué es el bitcoin? En una reciente encuesta el 80% de los economistas de Wall Street consideraba que se trata de una burbuja que puede explotar en cualquier momento. Un producto financiero "nutrido e hinchado por la avaricia", según apunta el "broker" asturiano Rubén Vilela. Un globo a punto de pinchar.

Pero a la moneda no le faltan acérrimos defensores. En esa lista está, por ejemplo, Alejandro Fernández, promotor de la asociación Asturias, Bitcoins y Criptomonedas, que se dedica a que promover el uso de esta forma de pago. Rechaza categóricamente el término burbuja.

Las diferencias con las monedas y billetes que se llevan en la cartera son evidentes. El bitcoin "no depende de ningún Estado o regulador, es un proyecto comunitario. De la misma manera que cualquiera puede usar el correo electrónico, cualquiera puede usar bitcoins", dice Ortuño.

Aunque lo más curioso es cómo se fabrica. El número de bitcoins está limitado. Según las reglas que han establecido sus creadores, nunca podrá haber en el mundo más de 21 millones de monedas (ahora hay 12,5 millones). El ritmo de fabricación también está pautado. A esa cifra se llegará en 2040. La intención al establecer ese límite es provocar que, al tratarse de un bien finito y escaso (como también lo es el oro), su valor crezca. Pura ley de la oferta y la demanda. Aunque Rubén Vilela alerta que su valor es "muy fácil de manipular".

Aún así, el plan está saliendo bien por ahora. La cotización de la moneda pasó de los 1.000 dólares por los que se cambiaba un bitcoin en febrero a los 4.000 que alcanzó en agosto, a 6.000 en octubre y los 15.000 actuales. Aunque parará. Alejandro Fernández asegura que el valor dejará de crecer. "Esperemos que la gente no se asuste. Más apocalíptico, Vilela asegura que "su valor puede llegar a los 100.000 dólares, ¿por qué no?, pero estallará. Es una burbuja muy similar a la de los tulipanes (la primera de la historia)".

¿Quién fabrica los bitcoins? Es una de las caras más curiosas de esta poliédrica moneda. La gran mayoría de las "granjas" o "viveros" donde se produce esta moneda están en Asia. Son naves enteras de computadores con complejos sistemas de ventilación para que los equipos no se calienten demasiado y que gastan ingentes cantidades de energía.

La tarea de estos ordenadores es la de verificar, mediante un complejo algoritmo, que las operaciones que se han realizado mediante bitcoins en el mundo (compras, transferencias, inversiones?) son correctas. Ese mecanismo es lo que se conoce en el argot informático como cadena de bloques o "blockchain". Una tecnología llamada a revolucionar el internet del futuro y que se está exportando a otro tipo de negocios. Por ejemplo, en Asturias la Fundación CTIC ha creado una aplicación para detectar fraudes en los cuenta kilómetros de los coches usados que se venden entre particulares, que usa este sistema para garantizar la confianza entre de los compradores.

Cada diez minutos entra en el servidor de bitcoins un archivo de un mega de peso en el que se recogen las transacciones que se han realizado durante ese tiempo, explica Alejandro Fernández. Todas están validadas y dadas de paso en esos viveros informáticos. A cambio, los dueños de esos equipos, a los que se apoda como "mineros" pese a que han sustituido el pico y la pala por un ratón y un teclado, reciben una compensación en su monedero virtual. "Esto es como un enorme libro de cuentas a nivel mundial y público porque cualquiera puede consultarlo", asegura Fernández. Y añade: "Es un sistema descentralizado que no depende de intermediarios y que funciona gracias a la actividad de los mineros".

Sin embargo, esta manera de fabricar estas monedas está creando un efecto pernicioso. Tan sólo mil personas controlan el 40% de los bitcoins que hay ahora en circulación. Se les ha bautizado como "ballenas" por su enorme peso en el sistema.

Paradójicamente, Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea, es una de esas ballenas. Pero lo es por pura casualidad. En sus ordenadores el Gobierno búlgaro guarda 210.000 bitcoins. Con lo que si los vendiera ahora obtendría unos ingresos de 3.500 millones de euros, el equivalente al 13% de su deuda pública. Las monedas se las confiscó a 23 cibercriminales en una operación contra el crimen organizado en la red.

A nivel local, el problema principal que tiene el bitcoin, según coinciden tanto sus detractores como sus defensores, es que es aún difícil pagar con esta moneda. En ciudades como Madrid, por ejemplo, abundan los cajeros automáticos en los que se pueden cambiar bitcoins por euros. En Asturias hubo un intento por instalarlos en Oviedo y Gijón pero el proyecto fracasó. Hace un año, cuando su valor aún no había despegado del todo, sólo había 100.000 comercios en todo el mundo que aceptaran el pago mediante esta criptomoneda. Una gota en el océano.

De momento, su uso está restringido a compras a través de internet. Por lo que en muchas ocasiones y también por su habilidad, ya desde su nacimiento, para sortear los controles de los organismos reguladores, se le ha vinculado con la economía sumergida y asuntos oscuros como el tráfico ilegal de armas y la venta de drogas. "Es su cara oculta. Como no hay control se pueden hacer todo tipo de negocios oscuros", apunta Vilela.

Entonces, ¿cómo conseguir bitcoins? Como fabricarlos es prácticamente imposible en lugares como España, la única opción que queda es comprarlos. Hacerse un monedero virtual es fácil, relata Alejandro Fernández. Sólo hay que bajarse una aplicación en un ordenador o un móvil. Lo complicado es que al cambio actual hace falta una fuerte inversión para comprar un puñado de céntimos de bitcoins. "Ahora mismo meterse en eso es una locura", alerta Vilela. Aunque como se vio esta semana en Oviedo hay un gran interés entre comerciantes e inversores por adentrase en este mundo. Decenas de ellos participaron en un taller, organizado por la asociación Asturias, Bitcoins y Criptomonedas, para aprender a manejarse en este nuevo sistema de pago.

Mientras tanto entre los bancos cunde la división sobre esta criptomoneda. Esta misma semana y de forma tajante el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, aseguró que el bitcoin "es totalmente irrelevante". Sin embargo, no todos piensan igual. Su homólogo en el BBVA, Carlos Torres Villa, dijo que el bitcoin "ha demostrado ser bastante sólido". Aunque advirtió que "es difícil saber si se es una burbuja o si es la curva de adopción de una nueva tecnología".

Al mismo tiempo que la discusión sobre si esta moneda se va a comer a los métodos tradicionales de pago engorda, los bitcoins han comenzado a cotizar en el mercado de futuros de Chicago. El objetivo es que los inversores apuestan a si su valor va a seguir subiendo como un cohete o se va a derrumbar, como muchos prevén. Pero ojo, que bitcoin no es el único gallo en el corral de las criptomonedas. Hay bastantes más. Otra de las que está comenzando a subir con fuerza es etherum. Aunque siempre ha vivido a la sombra de su hermana mayor, su valor va arrancando y una unidad de esta moneda se cambia por 700 dólares. También es poliédrica.

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