Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fernando Ramón

Opinión

Fernando Ramón

De urgente necesidad

¿Está capacitado un docente para inyectar a un alumno un medicamento en una emergencia en la que esté en peligro la salud del estudiante? Seguro que habrá quien responda que sí y quien lo rechace de forma radical. Y además, en caso de vital necesidad, habrá siempre entre el claustro de profesores quien tenga conocimientos elementales, experiencia suficiente o la valentía necesaria para dar el paso al frente y asumir la tarea. Pero, ¿se puede obligar mediante una instrucción de la Generalitat a que esa obligación la asuma el personal educativo de los centros de enseñanza? ¿Se puede dar un cursillo a los directores para que sepan manejar las jeringuillas desechables y puedan administrar los fármacos correspondientes de forma intramuscular o intravenosa? Parece evidente que esas misiones deberían encomendarse a los profesionales sanitarios y no al profesorado. Máxime si tenemos en cuenta que desde hace años los colegios de Enfermería de la Comunidad Valenciana llevan reivindicando la presencia de un enfermero escolar, que ya funciona en otras comunidades autónomas. Figura que entre las labores que desempeña se encuentra, precisamente ésta, la de estar atento a cualquier urgente necesidad que pueda surgir, junto a otras como la de poder asesorar e impartir conocimientos de nutrición en las aulas; luchar contra los problemas de sedentarismo y obesidad, que han crecido de forma alarmante entre los más pequeños; asesorar en los menús de los comedores y llevar el control de temas tan candentes como las alergias, las intolerancias y cualquier atención que precisen todos los integrantes de la comunidad educativa del centro. Quizá sea ahora el momento no de implantar más obligaciones a los docentes, sino de crear esa figura que se lleva demandando hace ya muchos años.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats