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En pocas palabras

La velocidad y el tocino

Hay que ver, cuánto daño han hecho Fernando Alonso, los niños de las motos y todo ese gremio. Nos han inculcado la velocidad como valor supremo. Cuando la sabiduría popular nos advirtió hace siglos: «vísteme despacio, que tengo prisa». Dominadas por el síndrome del AVE y la obsesiva estructura radial (Madrid como epicentro) en los últimos 25 años se han cometido verdaderas tropelías que seguirán pagando las generaciones que vengan por lo menos hasta el siglo que viene.

El balance de daños, si nos ceñimos a la provincia de Alicante, abruma. Todo comenzó cuando en el 92 se puso en marcha un Euromed que pretendía, por una vía única atestada de tráfico, llegar a Valencia en menos de hora y media. Algunos de los conductores de entonces debían tener aires de Fittipaldis. Tanto corrían que en muchos trayectos, allá por Moixent o Font de la Figuera, vi cómo del vagón cafetería se les caía toda la vajilla al suelo en una curva. Todo para tener que detenerse un poco más tarde en Novelda a Agost para que se cruzara un Talgo que iba retrasado.

Pero esto era sólo el principio. El AVE estaba por llegar. Y con él, la debacle. Valencia pasó a estar a hora y media de Madrid. Alicante, a dos horas y cuarto, añadiéndole al trazado natural más de 80 kilómetros porque sí. Porque unos infaustos políticos lo consintieron. El AVE llegó a Alicante con muchos años de retraso respecto a los planes iniciales. A pesar de lo cual, lo hizo en una estación «provisional». Una estación de hojalata de la que, y esta es la única buena noticia que les puedo contar, este mes de diciembre han podado los matorrales que invadían el espacio que va entre las vías 6 y 9, y que ya iba pareciendo el exterior de un spaguetti-western. Algún año pondrán las vías 6, 7, 8 y 9.

Vayamos con algunos datos significativos. Por la estación de Villena Alta Velocidad, que sigue sin una carretera que la conecte con la autovía, pasaron en 2016 un promedio de 105 pasajeros al día, lo que la sitúa entre las 5 menos utilizadas de España, sólo superada por lugares como el de Tardienta o Villanueva de Córdoba. ¿Qué ocurrirá cuando abran la estación de Elche en Matola, a 8 kilómetros del centro de la ciudad?

Hablan de acortar el trayecto entre Alicante y Murcia, por la nueva vía, en 25 minutos. Para eso están los Avant, que unen Madrid y Valladolid en una hora. Pero dudo de su eficacia en nuestra provincia. Si el servicio entre Alicante y Murcia tiene que parar en Elche-Matola y en Orihuela, los 25 minutos se dispararán. Y lo más grave: ¿qué va a pasar con el servicio de cercanías que, a pesar de las graves carencias, todavía utilizamos dos millones de usuarios? Quienes vamos y venimos a Elche lo hacemos a Elx-Parc o Elx-Carrús. No queremos ir a Matola. En el último lustro, el núcleo Murcia/Alicante de Cercanías está a la cola en el capítulo de inversiones, junto a Málaga. Recordemos que Valencia es un núcleo aparte. Según las previsiones 2018 podría ser el año en que el AVE llegue a Elche, los Talgos de Murcia a Barcelona circulen por la vía AVE, y se acerque el nuevo servicio Alicante-Murcia sin pasar por Torrellano, Elx-Parc, Elx-Carrús, Crevillent, Albatera o Callosa. Y la verdad es que da miedo. Porque una vez confundida la velocidad con el tocino todo puede ir a peor.

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