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José Emilio Munera

¿Cuarto poder?

J. E. Munera

El clásico de la mediocridad

El derbi de las urgencias, las dudas y la necesidad acabó por ser el de la mediocridad. Hércules y Elche despacharon un partido infame, en el que corroboraron todos los problemas que arrastran ambos equipos, incapaces de ganar desde hace un mes y fuera de los puestos de promoción de ascenso por deméritos propios. Es cierto que el cuadro blanquiazul arrastra una plaga terrible de bajas, a la que ayer se sumó Gaspar cuando estaba siendo el mejor de los suyos, pero las ausencias no sirven de excusa a un candidato a estar entre los mejores. Frente a un Elche muy venido a menos y en el diván de Josico, el equipo de Claudio dio la impresión de dar por bueno el empate -sobre todo tras la lesión de Gaspar- y apenas inquietó con peligro a José Juan, el portero franjiverde. Es verdad que los ausentes Juli, Miñano, Samuel, Peña, Moha y Nieto pesan mucho en el bloque, pero este Hércules confeccionado para el ascenso sigue esperando la mejor versión de otros jugadores de los que cabe exigir mucho más como Chechu, Pepelu, Navarrete o el propio Óscar Díaz, muy desasistido ayer en la punta. Con un gran ambiente en el Rico Pérez -lo mejor del tostón de anoche-, el conjunto alicantino arrancó con buenas maneras desde el 4-1-4-1 propuesto por Claudio con su escudero Checa por delante de los centrales. Llegó un par de veces al área con centros laterales, pero el «efecto souflé» volvió a apoderarse del equipo, cuyo empuje duró apenas el primer cuarto de hora. A partir de ahí, el duelo se trabó y el excesivo respeto entre los eternos rivales convirtió la contienda en un ladrillo. El Elche había equilibrado las fuerzas antes del descanso y en la segunda parte Josico decidió adelantar sus líneas para jugar más en terreno blanquiazul. Sin excesivo peligro, pero con mucha más intención que en su pobre primera mitad. Sobre todo a raíz de la enésima desgracia para la enfermería alicantina con la retirada de Gaspar. Desapareció entonces por completo en ataque el Hércules y el derbi se tiñó por momentos de franjiverde. Un gran envío en largo del incombustible Edu Albacar fue mal leído por Pol Bueso, que lo dejó botar, y permitió que Collantes rematara al palo en la ocasión más clara del partido. Un derbi que ninguno mereció ganar y un empate a nada que castiga la mediocridad de dos históricos en horas bajas.

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