Como ilicitano jugar en el Elche y medirse al Hércules en un derbi siempre ha tenido un morbo muy especial. En mi época se vivían con una intensidad impresionante este tipo de partidos. Quince días antes ya sólo se pensaba en que llegara la hora. Se hacía muy largo. El Hércules siempre sera nuestro enemigo. Rivales son todos, pero enemigo deportivo sólo el equipo blanquiazul. En mi época estos partidos era un auténtica guerra y como no había televisión había todo tipo de roces, patadas, codazos sin balón... Se llevaban los partidos al límite. Yo tenía unos piques impresionantes con Mestre, un delantero que tenía el Hércules que iba a todas y atarlo de cerca. Luego, acababa el partido, y cada uno se iba a su casa. Con el paso de los tiempos y varias campañas sin vernos las caras se han enfriado este tipo de duelos, aunque, repito, es un Hércules-Elche y los jugadores cuando salten al campo debe saber que la afición le da mucha importancia. Que no son sólo tres puntos más. Veo al equipo un tanto flojo, pero pienso que el Elche tiene mejor plantilla que el Hércules. Necesitamos una victoria para romper una mala racha, aunque espero que el triunfo franjiverde en el Rico Pérez no tenga consecuencias negativas para mi amigo Claudio Barragán en el banquillo. Ya sabemos cómo se las gasta Juan Carlos Ramírez, aunque pienso que tiene crédito y que es el técnico ideal para llevar al equipo blanquiazul a Segunda División.