Los dos equipos llegan tocados al «clásico» provincial, que siempre es un partido especial. El Elche arrancó muy bien la temporada, pero, de repente, entró en una mala racha y se vio obligado a cambiar al entrenador Vicente Mir de forma un poco extraña. Por su parte, el Hércules tiene un plus de responsabilidad porque también está en dinámica negativa y juega ante su público con la oportunidad de ganar al eterno rival para acabar la primera vuelta de la mejor manera posible y en puestos de promoción de ascenso a Segunda A.

Ahora bien, este Hércules necesita mucha más regularidad para aspirar a altas cotas y mientras no la consiga, no puede aspirar a estar entre los cuatro primeros del grupo. Es un equipo que siempre recibe goles y casi todo los partidos va a remolque porque empieza perdiendo. Le falta consistencia y Claudio Barragán tiene que trabajar mucho ese aspecto.

No hay un favorito claro en este tipo de partidos. Los blanquiazules sí que necesitan imperiosamente ganar porque juegan en casa y porque deben dar una alegría a su afición.

Coinciden los dos clubes en el cambio de entrenador en el primer tercio del campeonato porque hoy todo es muy urgente en el mundo del fútbol. Debe haber mucha más paciencia con los técnicos y los propios futbolistas que juegan en campos de Primera como el del Hércules y el Elche y necesitan una adaptación.