Cuando el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, repite hasta el aburrimiento que al PNV le ha tocado el «cuponazo» con el acuerdo al que ha llegado sobre el «cupo» con el gobierno central de Mariano Rajoy, lleva algo de razón en que es un sistema de financiación distinto -el de Euzkadi y Navarra- al de las restantes comunidades. Incluso privilegiado, con relación al general. Lo que no entiendo es por qué, si es tan privilegiado, no quiere que el «cuponazo» nos toque a todas las comunidades autónomas como ha propuesto el lehendakari Iñigo Urkullu. Si a todas las comunidades nos toca el «cuponazo», igual a otra Administración le deja de tocar siempre «el gordo», y eso no le gusta a Rivera; se le entiende todo. Esa es la solución -y digo la- al nuevo sistema de financiación que tanto reclamamos, que reivindica la Comunidad Valenciana, y que el ministro De Guindos ofreció al Govern de la Generalitat catalana.

En el artículo publicado esta semana, ( Riesgo unilateral y solidaridad. El País, 4-XII-2017) Urkullu recuerda la absoluta legitimidad y legalidad en que se enmarca el Concierto Vasco y el Cupo: «La Constitución de 1978 recuperó y reconoció los Derechos Históricos como singularidad y modo de anclaje del autogobierno vasco en un modelo de Estado plural. Este pacto político bilateral, contemplado en el "bloque de constitucionalidad" que conforman la Constitución y el Estatuto de Gernika, supone la actualización del régimen foral y el reconocimiento contemporáneo de los Derechos Históricos». Ya lo sabíamos. La novedad es que sugiere que en lugar de culpar al concierto, «lo realmente constructivo sería analizarlo como modelo de referencia que permita avanzar en un nuevo sistema descentralizado de financiación que resulte más eficiente, justo y solidario», vamos que todas las comunidades tengan un sistema de financiación como el de Euzkadi. Un sistema «fiscalmente reponsable» y que «no supone ningún tipo de privilegio», la prueba es que propone se extienda a todas las comunidades. En resumen, « Café para todos», pero federal, como titulaba el artículo el pasado 29 de julio en INFORMACIÓN.

El concierto es un sistema fiscalmente responsable, si quieren más servicios tiene que subirse los impuestos, de hecho tiene una mayor presión fiscal. La Hacienda vasca tiene que recaudar sus propios impuestos para hacer frente a los gastos y servicios públicos de todas sus instituciones ; y recaude lo que recaude tiene que pagar al Gobierno del Estado el «cupo», una cantidad que es el 6'24% de los servicios no asumidos por la comunidad y que presta el Estado-Defensa, Exteriores, Casa Real, etcétera-, y el 6'24 del Fondo de Compensación Interterritorial -lo que las Comunidades más ricas aportan a las de menos renta-. Las Diputaciones Forales recaudan todos los impuestos y le pagan al Gobierno Vasco una cantidad por los servicios que presta; es el mismo sistema que al gobierno central. La eficacia de su resultado depende de un adecuado ejercicio de responsabilidad, rigor presupuestario y equilibrio financiero.

Las prioridades de gasto y su financiación las establecen las instituciones vascas -gobierno, diputaciones y ayuntamientos- más próximas al ciudadano. Con menor renta personal, gasta el doble que Madrid en educación, por ejemplo. Y no dependen del maná del ministro de Hacienda de turno. Por cierto, los ministerios, no han reducido su parte del déficit, mientras sí lo han hecho la mayoría de las comunidades y ayuntamientos. El superávit de éstos está compensando lo que el ministro de Hacienda Montoro no hace, no se atreve, en la administración central. Tendría que explicarlo cuando se muestra tan exigente. Con un sistema federal de financiación esto no pasaría. Por eso no se entienden las reacciones del presidente gallego; lo que favorece el aumento de las diferencias, como teme Feijóo, es la existencia de dos sistemas de financiación; ni la de la andaluza, Susana Díaz, la caja única de la Seguridad Social no es incompatible con el sistema de conciertos. Hasta ahora, la hucha de la Seguridad Social si se ha vaciado no ha sido por los conciertos, sino por el administrador único y central.

Deberán equiparar a las mujeres para que puedan reinar, hacer del Senado una cámara territorial; pero la piedra angular es y será la reforma territorial, el Título VIII. Estaría muy bien que el PNV acudiera, de momento no acude, a la comisión del Congreso para el estudio de la reforma constitucional y propusiera allí el nuevo sistema de financiación. Es el sitio.