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Desde mi terraza

Errores artísticos

Era reacio a ver el trabajo de la bailarina y coreógrafa alcoyana Sol Picó, una artista avalada por importantes premios como varios Max y el Premio Nacional de Danza; pero que su fama arrancara con un espectáculo con el título de Bésame el cactus siempre me echaba para atrás. Así que el pasado domingo vencí prejuicios pueriles y me decidí a ver su último trabajo, We women (Nosotras las mujeres). Craso error que confirmó mi desconfianza y mis prejuicios, es importante ver para juzgar. El espectáculo lo forman acciones reivindicativas del infravalorado papel de la mujer en la sociedad, dentro de un interesante ciclo que la Generalitat Valenciana ha llevado a cabo en varias localidades alicantinas con el título de Juno a la tardor. Y francamente, no creo que Juno, la diosa protectora de las mujeres, haya quedado muy contenta. El arte es algo muy subjetivo, pero debe verse y juzgarse de manera objetiva; y desde mi subjetividad considero que, objetivamente, We women es un error. Y un horror; la estética del «feísmo» se lleva aquí a extremos inusitados, el espectáculo huele a naftalina y su pretendido modernismo recuerda a épocas trasnochadas, con lo que la buscada reivindicación feminista queda reducida a una metáfora más que explotada, con una factura estéticamente deplorable y una coreografía en la que la danza no existe. En resumen, un espectáculo del que salvo muy pocas cosas, un error de su famosa creadora a la que deseo mejor suerte en sus futuros trabajos, que un error lo tiene cualquiera.

Mientras escribo este artículo se está celebrando en el Teatro Principal el acto conmemorativo del 39 aniversario de la Constitución Española, en un momento en el que está de plena actualidad la modificación de la conocida como Carta Magna o Ley de leyes. Entramos ahora en un momento que plantea muchas incógnitas sobre su reclamada modificación, por unos, y el deseo de inmovilidad, por otros; lo que sin duda fue el primer gran éxito de la recién nacida democracia española, tejida a base de muchas concesiones de las diversas sensibilidades políticas de quienes la redactaron, ha envejecido. Como todo en la vida. Y como todo lo que envejece requiere la intervención quirúrgica que la sanee, para lo que hace falta sensibilidad, sentido común y sobre todo generosidad para corregir aquellos puntos por los que hace aguas. Pero además de los altos ideales resaltados en el acto, destaca el anuncio hecho por el Molt Honorable President Puig de que la Generalitat pasará a principios del nuevo año a ser copropietaria del teatro, a partes iguales con los actuales propietarios, Ayuntamiento y Banco Sabadell, anunciando también la inyección económica de dos millones y medio de euros que se dedicarán a sanear la deuda existente y sobre todo a efectuar las reparaciones que el inmueble está pidiendo a gritos porque no se ha tocado desde hace casi treinta años, desde su gran restauración del año 1990. Es una gran noticia, a la que añado mi tranquilidad ante la inquietud de que esta acción supusiera un acto de colonialismo cultural y artístico, priorizando determinadas decisiones por encima de los valores estrictamente artísticos. El Teatre Arniches, que ha experimentado un notable y positivo cambio de rumbo, será el receptor de la mayoría de los montajes en lengua valenciana, quedando el Principal como sede de espectáculos de gran contenido y formato, hasta ahora con notables ausencias. Como aficionado teatral, y como ex responsable de esa hermosa sala, valoro y aplaudo la decisión adoptada con la que sin duda todos saldremos beneficiados.

Ha muerto Johnny Hallyday, uno de los ídolos de mi adolescencia. El cáncer no perdona. ¿Quién no bailó en los guateques de la época aquel inolvidable Retiens la nuit para cambiar de ritmo tras uno de sus trepidantes rockandroll? Fue una época dominada por la música francesa, hoy lamentablemente casi ausente de los programas musicales de la radio, y nadie podrá olvidar aquella pléyade que componían la generación de Salut les copains, el programa icónico que traspasó fronteras; Charlez Aznavour, Gilbert Becaud, Françoise Hardy, Adamo, Richard Anthony y la que fuera pareja de Johnny Hallyday, Sylvie Vartan, (La plus belle por aller danser), todos están en nuestra memoria. El artista incombustible que superó adicciones, accidentes automovilísticos (los coches eran su pasión), un cáncer de pulmón y un sinfín de momentos delicados, se marchó a los 77 años dejando un regusto a nostalgia amarga en los quinceañeros del final de los 60. Descanse en paz uno de los símbolos de Francia, que deja una huella imborrable en la juventud española. Murió con las botas puestas.

La Perla. «Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana» (Walt Disney)

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