Conozco gente que con menos de mil euros sobrelleva el mes no sin dificultades, aunque con bastante dignidad. También sé de algunos de los de 3.000 púas de nómina que han acabado preguntando por la familia a esa voz al otro lado del teléfono que le recuerda casi a diario lo que debe de la tarjeta de crédito, tal es ya el grado de confianza.
Todo es una cuestión de perspectivas. Por mucho que maquillen la difusión de los datos, el desempleo en la provincia de Alicante continúa moviéndose en cifras dramáticas para quienes lo sufren. No me vale lo de la economía sumergida y el tallerico. Con un mercado de trabajo a la altura de lo que representa Alicante en materia de PIB, hace tiempo que debería haber desaparecido ese sambenito.
Una parte de la ciudadanía de la provincia no ha visto brotes verdes más allá de los canónigos de una ensalada. Los datos del desempleo del mes de noviembre confirman que una buena parte de la población está todavía muy lejos de la mejoría económica que con tanto entusiasmo defiende el Gobierno y algunas patronales. Novedades externas, como el black friday, nacieron para incentivar el comercio prenavideño y, de paso, crear y mantener puestos de trabajo. Y en el caso de Alicante, esas operaciones de marketing importadas habían sostenido hasta ahora algunos puestos de trabajo que aún sobrevivían a los últimos coletazos de la contratación veraniega.
En noviembre, descendieron en la provincia los contratos y las afiliaciones a la Seguridad Social, lo que debe servir de alerta a las administraciones, a las organizaciones de empresarios y a los sindicatos. Algunos (y permítanme un poco de demagogia) no llegan a fin de mes, y otros logran en un día 100.000 euros para pagar una fianza. Y ese contraste no deja de sorprenderme. Cuestión de perspectivas.
