Refiriéndose al 2 de mayo de 1808, el poeta escribió: « Oigo, patria, tu aflicción, y escucho el triste concierto que firman, tocando a muerto, la campana y el cañón...». Aconsejo la lectura de Bernardo López García, periodista, político de intensa vida (1838-1870) y defensor de la libertad en todos los órdenes. Antonio Machado, además de «Poemas del Alma», donde decía lo de « Anoche, cuando dormía», escribió «Españolito»: « Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza/entre una España que muere y otra España que bosteza/Españolito que vienes al mundo te guarde Dios/una de las dos Españas ha de helarte el corazón?». ¡Miedo me da el arranque de esta tribuna!. ¡Sea lo que sea, que salga el sol por Antequera y que el Señor me pille «confesao», porque ahora mismo no tengo ni idea de por dónde van a ir los tiros!. ¡Me dejo ir!.

¡Sigo!. Más recientemente, la madrileña Evangelina Sobredo, más conocida como Cecilia, cantautora que, a los 27 años, murió en accidente de tráfico, además de su famoso «Ramito de violetas», nos dejó una copla, «Mi querida España», muy significativa en un momento de la historia de este país -se grabó en 1975, antes de la muerte del general Franco- y en la que decía: « Mi querida España/esta España mía/esta España nuestra/de tu santa siesta/ahora te despiertan/versos de poetas/¿dónde están tus ojos?/¿dónde están tus manos?/¿dónde tu cabeza?...». María Ostiz, cantautora navarra que casara con Ignacio Zoco, ex futbolista del Real Madrid, aseguraba en una de sus canciones que « con una frase no se gana un pueblo/ni con una palmada en su paisaje/ni con un aprender de su lenguaje/ni con una canción que impregne el odio/y que llene tu negocio?». Los onubenses Jarcha, con María Isabel Quiñones, conocida como Martirio, la de las peinetas, puso voz a una «coplica» de Pablo Herrero y José Luis Armenteros, con letra de Rafa Baladés, con la que -en 1976- se ponía en valor «la necesidad» de una « Transición a la Democracia» y en la que nos referían que «dicen los viejos que en este país hubo una guerra y hay dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas (...) pero yo sólo he visto gente que sufre y calla/dolor y miedo/gente que sólo desea su pan, su hembra y la fiesta en paz?". Luis Eduardo Aute, en «Al alba», y utilizando aquel doble lenguaje con el que se esquivaba/bordeaba/eludía la censura, nos hablaba de «sus miedos al despertar» tras un largo letargo (Dictadura) y decía: « Los hijos que no tuvimos/se esconden en las cloacas/comen las últimas flores/parece que adivinaran/que el día que se avecina/viene con hambre atrasada?". Incluso el independentista catalán Lluis Llach, el xetavense Raimon, el valenciano Paco Ibáñez o poetas como Rafael Alberti, con su «A Galopar», por citar a algunos de los muchos que, con ideas y hechos, lucharon por la Democracia y hablaron de esas dos Españas, que, sinceramente y a estas alturas de la película, creía que era algo superado, pero parece que alguien, lamentablemente, se empeña en desempolvarlo de tarde en tarde respondiendo a no sé qué intereses.

El otro día escuché, en la tele, una entrevista a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de Extremadura, con motivo de la movida en la comunidad autónoma del noreste español. Consideraba el barón socialista que existe desigualdad entre territorios, pero, decía, que esta desigualdad venía «de viejo» y que se cimentó, todavía más, durante el anterior régimen, ya que, desde entonces -e incluso ahora-, siempre se favoreció a los mismos, vascos y catalanes. Aseguraba que eso había originado el éxodo masivo a estas zonas, despoblándose, por ejemplo, su región, lo que ayudó a que se empobreciera/deprimiera todavía más. Las inversiones del Estado en Cataluña, decía, conllevaron la creación de puestos de trabajo y, consecuentemente, la necesidad de construir viviendas para acoger a aquellos que llegaban de otros lugares, lo que dio lugar a los que «fueron bautizados», en plan despectivo, como «xarnegos/charnegos» y que no eran más que los «hijos de una persona nacida en Cataluña y de otra no nacida en Cataluña», por ejemplo el huido/fugado ex presidente de la Generalitat, Carlos Puigdemont, cuyos abuelos eran jienenses, o el «ingenioso metepatas lenguaraz» portavoz de ERC en el Parlamento Gabriel Rufián, con abuelos de Granada (albañil) y Jaén (taxista), o el ex diputado de la CUP Julià de Jòdar i Muñoz, de madre cartagenera y padre almeriense. ¡Estos son los catalanes que tienen, como dijo Xabier Arzalluz, ex presidente del PNV, refiriéndose a los vascos, un ADN especial!. ¡Y tanto que lo tienen!.

¡Callaicos estarían más guapos, pero me da que se tragarían el veneno que llevan dentro y la palmarían, de lo que también culparían al «gobierno represor» del señor M «punto» Rajoy, que diría P «punto» Iglesias!. ¿Cómo se puede tener tan mala baba para asegurar, como ha hecho -sin pruebas- la «lideresa» de ERC y candidata a presidir la Generalitat, M «punto» Rovira, que el gobierno quería sangre y muertos en las calles de Barcelona durante las manifestaciones en favor de la independencia?. ¿Me puede decir alguien si eso es desempolvar la idea de las dos Españas, la buena y la mala?. ¡La buena es Cataluña y la mala el resto; vosotros y yo, que lo sepáis!. ¡Anoche, cuando dormía, soñé, bendita ilusión?!