Javier Fur ha demostrado que se pueden hacer cosas muy bien en Alicante. El congreso de CEDE ha sido un éxito y ha puesto esta ciudad y esta provincia en el mapa de lo positivo por unas jornadas. Evidentemente no lo ha hecho solo ni por casualidad. Ha sido más de un año con trabajos previos, búsqueda de colaboraciones y asesoramiento y preparación a gran nivel. Enhorabuena.

Muchos empresarios de esta tierra son ejemplo de buen trabajo, progreso y beneficio para todos. Y no lo tienen fácil. Las empresas se encuentran con múltiples problemas burocráticos de toda índole, y si trabajan con lo público ni les cuento.

Pero así, a bote pronto, los gastrónomos, los hoteleros, los comerciantes, los constructores, los industriales, los creativos, han llevado Alicante y Costa Blanca a todos los rincones de un mundo que sabe de nuestra luz, nuestro sabor y nuestro estilo de vida mediterránea.

Esos que consiguen cosas, los que se esfuerzan y triunfan también deben cuidar no caer en la mediocridad de la general envidia y la extendida estupidez. Hace unos años ganamos los más importantes premios internacionales de publicidad por un spot de Alicante, fue noticia, pero la temerosa competencia no dijo ni mu. Desde entonces tengo la costumbre de llamar para felicitar cuando me entero de algún éxito de algún colega. No cuesta nada y se agradece. Hace patria. Se sorprenden más que del propio premio.

Hay que apoyar el triunfo y lo bueno, no cuesta nada reconocer el trabajo bien hecho y denota inteligencia. Destacar lo bueno no quiere decir que no se critique lo malo. No me resisto a contar lo de la promoción de pisos y bungalows que ha tenido la ocurrencia de no poner precio fijo a sus productos y lo ha convertido en ofertas ciegas, el que más oferte se la lleva, se puja a partir de un precio mínimo que alcanza, en las más caras, un milloncejo y medio de nada. No, pongan un precio y calculen, no tengan tanto miedo de ponerlos baratos. Madre mía.

En general, las empresas siempre traducen un ejemplo de funcionamiento, ya que ninguna empresa que no funcione sobrevive. Por eso hay que verlas como el esfuerzo del empresariado y el trabajo de empleados y coordinados con otras empresas proveedoras que, a su vez, con sus recursos humanos y otras empresas, crean eso que se llama mercado, pagan impuestos y generan progreso. Nuestras empresas hacen, generalmente, las cosas bien. Por eso me atrevo a pedirles ayuda para hacer cosas para la ciudad, para hacerla grande y mejor, para que salga a nivel internacional como un destino de futuro y atractivo. Pensemos por un momento en nosotros mismos como ciudadanos, pensemos en qué podemos hacer por nuestra ciudad, por nuestra provincia? a fin de cuentas, seamos egoístas, mejoremos lo nuestro para que nuestro trabajo, nuestras marcas y nuestros productos y patrimonio valgan más. Funcionando en positivo.