Querido José Sepulcre: Creo que ha llegado el momento de que alguien le diga lo que quizás también le repiten sus más allegados desde hace mucho tiempo. Lo mejor que puede hacer, tanto por su propia salud, como por el futuro del Elche CF, es abandonar toda iniciativa encaminada a seguir manejando el club ilicitano desde la sombra y dejar pasar a alguien que sea capaz de levantar la ilusión de una afición que el miércoles en el Wanda demostró que es única a la hora de combinar fidelidad a sus colores con una paciencia que el santo Job quisiera para sí, para aguantar todas las tropelías que se han cometido con el club de sus amores en los últimos tiempos. Cuando las luces del Metropolitano se apagaron, a los 1.400 franjiverdes que viajaron a ver el partido copero ante el Atlético les pegó un bajón de realidad. Más de uno se emocionó cuando se paró a pensar que su club de toda la vida estaba muy lejos de espectáculos como los vividos el miércoles en Madrid y se arrastra por la Segunda B por la mala gestión de sus dirigentes. Quédese con el baño en la Glorieta y el ascenso a Primera, pase página, repito, por el bien suyo y del club. Dediquese a solucionar sus asuntos judiciales, que son muchos, y a ver los toros desde la barrera. Podrá traer el aval que le pide el IVF para entrar en la puja de la subasta de las acciones del Elche, pero nunca va a tener el apoyo de una afición hastiada por sus promesas incumplidas y que se pregunta los motivos por los que no puso antes el dinero, lo que provocó el descenso a Segunda de un equipo que Escribá había salvado en el campo. El club no está ya para más experimentos, necesita un inversor sin reminiscencias del pasado, alguien que sea capaz de conseguir una paz social que con usted es imposible. De lo contrario el club está abocado a la disolución. Un mediático abogado ilicitano afirmó hace años que el Elche no necesitaba a nadie de fuera para solucionar sus problemas, pero el tiempo ha demostrado lo contrario. Nadie ha sido capaz de sacar a la entidad de esta encrucijada en la que se encuentra. Insisto en la figura del que va por la autopista en dirección prohibida y piensa que los locos son los otros. El Ayuntamiento, la afición y la Generalitat no lo quieren y debe darse cuenta de ello. Déjelo ya.
Un abrazo.
