Se conoce como movimiento imagista a una corriente poética, inserta en el modernismo, que tuvo una corta vida pero una gran influencia recíproca con los «ismos» artísticos y estéticos de su época: el vorticismo, el impresionismo, el expresionismo, el cubismo, el objetivismo o el surrealismo, por nombrar algunos.

Aunque los poemas imagistas empiezan a aparecer a principios del siglo XX, el movimiento fue fundado oficialmente por Ezra Pound, en marzo de 1913, con la publicación de un libro de poemas entre los que aparece su In the Station of the Metro, junto con otros poemas imagistas y el manifiesto fundacional de esa corriente literaria.

Sin embargo, si tuviera que elegir un poema imagista, sin duda les diría que mi favorito sería éste:

so much depends / tantas cosas

upon / dependen de

a red wheel / una carretilla

barrow / roja

glazed with rain / lustrosa por el agua

water / de la lluvia

beside the white / junto a los pollos

chickens. / blancos.

Estos sencillos versos corresponden a uno de los poemas más conocidos del poeta norteamericano William Carlos Williams (1883-1963): The Red Wheelbarrow (La carretilla roja). Williams es considerado uno de los mejores poetas en lengua inglesa del siglo XX. Este poema de dieciséis palabras, publicado en 1923, fue recibido como un manifiesto del modernismo norteamericano y ha inspirado innumerables debates sobre su significado.

No cabe duda de que Williams, al escribir el poema, estaba intentando ser provocador. De hecho, muchos lectores se han sentido molestos y frustrados con su lectura, por considerarlo no ya una obra maestra de la literatura en lengua inglesa, sino un poema perezoso e infantil. Nada más lejos de la realidad. El poema es una pieza literaria altamente sofisticada, en la que se aprecia la influencia del dadaísmo, especialmente de Marcel Duchamp, que podía crear una obra de arte utilizando objetos tan cotidianos como un urinario o una rueda de bicicleta (sus célebres «ready-mades»).

En efecto, Williams era capaz de crear una obra de arte con sólo dieciséis palabras y, al igual que Duchamp, con los objetos más cotidianos que uno pueda imaginar: una carretilla roja y unos pollos blancos, cuyos colores contrastan de la misma forma con que lo hace la inmovilidad del artilugio con el movimiento que se supone a los animales.

¡Cuánto arte, cuánta belleza, con tan modestos ingredientes! Quizás este movimiento artístico sea una metáfora de la forma con que se forjó el carácter del pueblo norteamericano, básicamente durante los siglos XIX y XX. En España, muy al contrario, si tuviéramos que definir nuestra forma de ser con un estilo artístico, estoy convencido que éste sería el barroco.

Esto es especialmente cierto en la Comunidad Valenciana, donde, aparte de ese carácter barroco de sus gentes, podemos encontrar ejemplos arquitectónicos que llevan ese horror vacui típico del estilo a límites insospechados; sirva como ejemplo de ello el palacio del Marqués de Dos Aguas, en València, obra de Hipólito Rovira, en el que no queda ni un centímetro por decorar. En nuestra Basílica de Santa María, por supuesto, también predomina el barroco, si bien comparte rasgos con otros estilos.

Sí, quizás sea ese carácter nuestro el que lleva a nuestros representantes políticos en el ámbito municipal a trasladar ese horror vacui, tan barroco, al ámbito de su gestión; ya falta poco para las elecciones y hay que empezar a intentar convencer a los ciudadanos que «la carretilla roja» se pone en marcha.

El problema es que en el poema no se describe a nadie tras la carretilla; lo que es peor, sólo a los «pollos blancos» junto a ella.

Williams creó una obra de arte con dieciséis palabras. Duchamp lo hizo con un urinario. Elche tiene tres Patrimonios de la Humanidad, pero no tiene una política turística digna de tal nombre; grandes artistas plásticos, que critican abiertamente la gestión cultural del Ayuntamiento; un aeropuerto con un volumen de tráfico anual de 14 millones de pasajeros, sin conexión por ferrocarril; un ferrocarril sin conexión con la ciudad; una conexión ferroviaria con Alicante y Murcia que corre el riesgo de desaparecer; probablemente el mayor patrimonio arqueológico íbero de España, pero sin un gran Museo de Arte Íbero en la ciudad, que sí se ha construido en Jaén; el mejor parque empresarial de la Comunidad Valenciana, sin conexión a la red de autopistas; la mejor agricultura de Europa, pero sin agua; una industria agroalimentaria que tendrá que importar la materia prima?

Pero no se preocupen. Verán que a partir de enero, a año y medio de las elecciones, todo va a empezar a solucionarse; o se va a prometer que pronto se solucionará; o si no se soluciona será por culpa de otros, ya sean socios del gobierno propio o antiguos gobernantes.

En fin, creo que lo mejor, hasta que pasen los comicios, será recluirnos en la lectura de la poesía. Les recomiendo empezar por un poema del inglés Philip Larkin titulado High Windows. No tienen más que teclearlo en Google, está traducido al español.