El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, ha decidido dotar económicamente su proyecto emblemático para este mandato -la peatonalización de la avenida Maisonnave- con un euro. Tuvo que descartar por, digamos... utópico, el proyecto de un túnel subterráneo en el mar para eliminar el tráfico del frente marítimo de la Explanada y, ahora, al consignar en el presupuesto para el próximo año ese único euro para remodelar una de las vías comerciales más importantes, si no la que más, de la provincia, cuesta poco imaginar que no lo veremos. Si tan importante es este proyecto para el actual equipo de gobierno, ¿por qué no se le ha dotado con una cantidad que permita al menos dudar de que se va a realizar? Ese euro pone en evidencia que no hay dinero suficiente en el Ayuntamiento alicantino para acometer esta actuación. Con esa ingenua cifra, lo único que se pretende aparentar es que está en la lista de proyectos del alcalde y que éste no lo descarta. Fue una propuesta de Echávarri peatonalizar Maisonnave. Hizo dos pruebas de cierre del vial que aseguró concluyeron con un gran éxito y ahora solo, incomprensiblemente, pone la cifra de un euro. No es fácil creer que lo lleve a cabo cuando hemos visto partidas más abultadas que han quedado prácticamente en nada, como los 600.000 euros de los presupuestos que en Alicante debían gestionar los vecinos para los barrios y que la mayor parte de ellos ni se han gastado por la incompetencia municipal, ya que todavía no está claro si ha sido culpa del PSOE, de Compromís o de Guanyar. Con un euro, hoy en día, se puede comprar un litro de leche fresca, a veces un litro de gasóil, o tres latas de cerveza de marca blanca, pero no se puede comprar la fe de la ciudadanía en un proyecto.
