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La amarga profecía de Lisboa

"La inteligencia artificial puede ser el peor acontecimiento de la humanidad", advierte Hawking

"La inteligencia artificial puede ser el peor acontecimiento en la historia de nuestra civilización". Esta es la advertencia que lanzó a principio de mes en el Web Summit de Lisboa el físico Stephen Hawking, que encabeza junto con Elon Musk (Tesla, Space X) la lista de líderes científico-tecnoló- gicos que están lanzando serios avisos sobre las consecuencias de determinados avances y, en especial, manifestando su rechazo al desarrollo de armas autónomas ofensivas controladas por máquinas inteligentes. En su última intervención pública, una entrevista en la revista "Wired", Hawking se extendió sobre sus preocupaciones. "Temo que la inteligencia artificial reemplace por completo a los humanos. Si la gente diseña virus informáticos, alguien diseñará una inteligencia artificial que se mejore y se replique a sí misma. Esta será una nueva forma de vida que superará a los humanos", dijo el científico de Cambridge, premio "Príncipe" de la Concordia de 1989. "El genio está fuera de la botella. Necesitamos avanzar en el desarrollo de la inteligencia artificial, pero también debemos ser conscientes de sus peligros reales", añadió. El último informe del McKinsey Global Institute, considerada la consultora estratégica de referencia en la economía mundial, hace una predicción algo más optimista que Hawking sobre el efecto que el aprendizaje de las máquinas tendrá sobre nuestras vidas, pero el cambio que se nos viene encima no va a ser menor. En poco más de una década, el 30% de las horas trabajadas en el mundo corresponderán a robots. Hasta 375 millones de personas, el 14 por ciento de la fuerza de trabajo global -según acaba de publicar "Quartz" citando el informe- tendrán que encontrar "un nuevo conjunto de habilidades" lograr un trabajo. El informe McKinsey subraya que los gobiernos y las empresas tendrán que asumir "una tarea sin precedentes" para capacitar a millones de personas que ahora están en la mitad de sus carreras profesionales. Sólo así se logrará aprovechar el previsto incremento de la demanda de trabajo que, según la consultora, ocasionará el aumento de la automatización. "La tecnología impulsará el crecimiento de la productividad, lo que a su vez conducirá a un aumento de los ingresos y del consumo, especialmente en los países en desarrollo. Mientras tanto, habrá más puestos de trabajo en el cuidado de la salud para satisfacer las demandas de las sociedades que envejecen y más inversión en infraestructura y energía", argumentan. Para apuntalar esta teoría de que los robots no robarán su empleo a los humanos, "Quartz" cita un estudio de la universidades alemanas de Würzburg, Mannheim y Düsseldorf, referente al periodo 1994-2014, en el que se concluye que el número de robots industriales se cuadruplicó en estas dos décadas en Alemania pero su efecto sobre el empleo agregado fue "nulo". No obstante, el informe McKinsey sí reconoce riesgos del salto de la humanidad hacia la inteligencia artificial, sólo equiparable a la adopción de la agricultura o al de la extensión de las manufacturas. "Existe el riesgo de que la automatización empeore la tendencia a la polarización de los ingresos, con una mayor demanda de empleos de altos salarios y una caída de la demanda de empleos de salario medio. Además, los trabajadores desplazados necesitarán encontrar trabajo rápidamente -preferiblemente dentro de un año- de lo contrario, el desempleo friccional (muchas personas que se mueven entre empleos) podría presionar a la baja los salarios". Es lo que tiene el ser humano: que necesita cobrar a final de mes para seguir comiendo.

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