Manuela Carmena ha desvelado que cuando llegó al despacho de la Alcaldía de Madrid se encontró «con la sorpresa» de que «no había ninguna documentación, nada (...) Se quemó, todo está destruido, no sé por qué».

Algo así ocurrió cuando José Manuel Dolón (Los Verdes) entró por primera vez en el despacho de la Alcaldía de Torrevieja el 13 de junio de 2015: no había allí ni un solo papelico, como yo mismo pude comprobar in situ. El anterior inquilino, Eduardo Dolón (PP), había dejado el despacho limpio de papeles; de sus propios papeles y de los que pudo dejar su antecesor en el cargo, Pedro A. Hernández Mateo (PP). Al estilo del borrado de los ordenadores de Bárcenas en la sede del PP, da la impresión de que alguien quiso borrar de la memoria los 27 años de alcaldías con mayorías absolutas del PP que padeció Torrevieja.

Pero al ser el Ayuntamiento una administración pública sujeta a unas determinadas reglas de funcionamiento, la sustracción o destrucción de documentos oficiales es un delito penal denominado «infidelidad en la custodia de documentos públicos».

El artículo 413 del Código Penal Español dispone que «la autoridad o funcionario público que, a sabiendas, sustrajere, destruyere, inutilizare u ocultare, total o parcialmente, documentos cuya custodia le esté encomendada por razón de su cargo, incurrirá en las penas de prisión de uno a cuatro años, multa de siete a veinticuatro meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de tres a seis años».

Pese a que Eduardo Dolón, en diversas ocasiones, ha criticado sin tapujos ni pudor que el actual gobierno de Torrevieja cumpla las leyes, no creo que él personalmente quisiera quebrantar el artículo 413 y cometiera la torpeza de destruir documentos de la Alcaldía de Torrevieja. Habrá que buscar otras explicaciones que nos puedan aclarar la ausencia de papeles en la alcaldía.Entre los cargos públicos del PP sobreabunda el sentido patrimonialista de las instituciones. «El Ayuntamiento es mío, la Alcaldía es mía», pudo llegar a pensar Eduardo Dolón. Otros camaradas suyos fueron incluso más allá al pensar que el dinero público también les pertenecía. El sentido patrimonialista de las instituciones es la antesala de la corrupción política.

La ausencia de documentos podría deberse a que Eduardo Dolón era un alcalde que trabajaba sin papeles. Pero no parece que fuese un adelantado a su tiempo y que implantara prematuramente la pretendida administración sin papeles, pues ello hubiera implicado la sustitución del papeleo por soportes informáticos y telemáticos de los que tampoco quedó rastro alguno en la alcaldía. Y aún cabe preguntarse lo que pasó con los documentos del largo «alcaldato» de Hernández Mateo, su antecesor.Habrá que preguntarse si la ausencia de documentos es debida a que Eduardo Dolón no se curraba las cosas administrativas o tomaba decisiones al margen de los cauces y de las advertencias legales que se plasman en los documentos oficiales. Eso explicaría que durante los años de su mandato (2011-2015) mantuviera abierto un teatro municipal sin el certificado del final de obra y sin licencia de actividad, que no hiciera nada para resolver los problemas del llamado centro de discapacitados, que no se enterara de las denuncias sobre discotecas que incumplían las normas, que permitiera que funcionaran chiringuitos playeros en suelo no urbanizable y sin licencia de apertura, etc. Lo importante para él era salir guapo en las fotos que le hacía un fotógrafo que percibía más de mil euros al mes del erario municipal sin que mediara un contrato formalizado y firmado con el Ayuntamiento.

Debe pensar Eduardo Dolón que no conservar los papeles sobre tu propia actividad te permite olvidar aquello que hiciste anteriormente y echar a los demás el muerto de lo que tú hiciste o dejaste sin hacer; que puedes revindicar y exigir a otros que hagan ahora justo lo contrario de lo que tú hiciste anteriormente.

Grave error de pensamiento: la documentación puede desaparecer y se puede mentir con mucho descaro, pero la historia no se puede cambiar. Por tus «hechas» te conocerán.

En el pleno municipal que trató la bajada del IBI, el desmemoriado portavoz del PP pidió que la bajada de este impuesto fuera mucho mayor que la propuesta por el gobierno local y el resto de la oposición. El alcalde José Manuel Dolón le dio una réplica apabullante: durante los 27 años en los que el PP gobernó el ayuntamiento el IBI no dejó de subir, y eso que el PP disponía de mayoría absoluta. El actual gobierno local lleva dos años y, pese a estar en minoría, en dos años se ha hecho una bajada en 2017 y se va a hacer otra en 2018.