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Mariola Sabuco

La estrategia del avestruz

El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, piensa que el mejor momento para hablar del estado de la ciudad es el 22 de diciembre. Elegir, de entre todas las fechas posibles, el día del sorteo de la Lotería Nacional para convocar el pleno de debate sobre cómo está Alicante pone en evidencia su anhelo de que el azar del Gordo reduzca a la invisibilidad todo lo que pase ese día en el Salón de Plenos del Ayuntamiento alicantino. Pese a que fue el propio regidor socialista quien planteó la necesidad de realizar con carácter anual este evento, sus hechos demuestran que está arrepentido de su propia ocurrencia. En el primer debate sobre el estado de la ciudad, el año pasado, Echávarri ni habló para defender su gestión. Un año después y ya gobernando en solitario tras dejarle a su suerte Guanyar y Compromís, que fueron quienes le hicieron alcalde, considera que la mejor estrategia para hablar del estado de la ciudad es la del avestruz, agachar el cuello y pasar lo más desapercibido posible ante los depredadores. Un error más. Cualquier buen coach habría tratado de disuadir al primer edil socialista de una decisión semejante, ya que él mismo, simplemente con poner esa fecha, se ha puesto en una posición de perdedor al dejar tan claro su miedo a una confrontación con la nueva oposición en plan Armada Invencible con Miguel Ángel Pavón (Guanyar) y Luis Barcala (PP) a la cabeza. Hace una década, el entonces directivo de Andersen Consulting José Luis Carrascosa puso encima de la mesa una reflexión que siguen a pies juntillas desde entonces todos los directivos del mundo: «Ante una situación de crisis hay dos posibilidades: se puede ser paloma o se puede ser halcón; lo que nunca se puede ser es avestruz». En el mundo global en el que vivimos es grave confundir una crisis silenciada con una crisis resuelta. En un político, imperdonable.

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