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Luis M. Alonso

¿Demagogia o chantaje?

Acusar de oportunismo a otros para no admitir el trágala del cupo vasco

La aprobación del cupo vasco no ha servido como quiere hacernos creer Rajoy para poner en evidencia la demagogia de Ciudadanos, sino para corroborar la eficacia del chantaje nacionalista. No creo que exista nadie fuera de Euskadi, ni siquiera el Gobierno que lo defiende para mantener viva la legislatura, ni el PSOE que lo apoyó en el Parlamento, que piense que no se trata de un descarado agravio comparativo más del foralismo hacia la financiación autonómica del resto de las regiones. Sin embargo, tanto el PP como el PSOE se han apresurado a cargar contra el partido de Rivera por oportunismo, cuando dentro de las filas populares y socialistas el rechazo de los propios barones es la constatación de la injusticia que supone la exigencia nacionalista vasca. No es un problema de demagogia y de oportunismo que Ciudadanos defienda las tesis que aplaude una gran parte del electorado del Partido Popular y del PSOE. El problema es que los dos principales partidos de la nación hayan dejado de asumirlas, o por las razones que sean no lo hagan con tanta convicción. Lo mismo sucede en asuntos relacionados con la homologación nacional como en algunos de los valores que en los tiempos que corren azuzan el sentido colectivo del país. En política, las posiciones que unos abandonan enseguida las ocupan otros y por las razones que sea Ciudadanos encarna en estos momentos la mejor defensa de una nueva conciencia española desposeída de prejuicios. Decir que lo de Rivera es oportunismo táctico y no admitir que el cupo vasco se admite como trágala para permanecer dos años más en la Moncloa es cerrarse en la propia conveniencia. En el caso del PSOE, en su compromiso con Ajuria Enea.

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