Contra la lógica y el sentido común, el Hércules ha decidido fijar el horario de su próximo partido en el Rico Pérez este sábado, 2 de diciembre, a partir de las 20.30 horas frente al Ontinyent, el rival que le precede en la tabla y en la lucha por la promoción de ascenso. Se mire por donde se mire, no hay por dónde cogerlo.
Ahora que el equipo comenzaba a levantar el vuelo con Claudio Barragán y a ilusionar a su gente -6.000 espectadores se dieron cita frente al Saguntino y aplaudieron al final, pese a la derrota por 1-2-, llega la directiva unipersonal que preside Juan Carlos Ramírez y decide un horario imposible de justificar con parámetros normales.
Si ya hubo quejas de la afición cuando se fijó el encuentro ante el Saguntino a las 18.00 del pasado domingo 19 por considerar que era demasiado tarde en pleno calendario de invierno, ¿qué decir ahora de un partido que empezará dos horas y media más tarde con el mes de diciembre ya iniciado?
Será un Hércules-Ontinyent, sexto contra quinto clasificado, que coincidirá en el tiempo con el Athletic-Real Madrid de Primera en San Mamés. En un sábado por la tarde víspera de una semana de «puentes» festivos en el que mucha gente aprovechará para hacer las compras prenavideñas o para participar en las cenas de amigos, empresas y demás parafernalia propia de estas fechas.
Es sabido que al nuevo míster herculano le gusta jugar los sábados por la tarde desde sus tiempos de delantero de rompe y rasga en el Deportivo, Mallorca, Elche y demás equipos. Pero, al parecer, la razón de fondo es otra y consistiría en retrasar el horario del partido con el fin de restarle tiempo de descanso al Ontinyent, que juega la próxima semana Copa de la Federación entre las dos jornadas de Liga. En el fondo, cuesta creer que un club casi centenario y con la solera del Hércules pueda caer en estas artimañas de equipo menor, ventajista e insolidario.
Desde el choque ante el Saguntino disputado a las 18.00 en el Rico Pérez, ningún equipo de la categoría ha jugado a horas tan intempestivas. Pero ya sabemos que el Hércules tiene estas cosas que le hacen especial. Lo mismo le da por prolongar «sine die» la crisis institucional por negarse a pagar los 100.000 euros de gastos notariales en la compra de las acciones, que por ahuyentar a su afición cuando se reconcilia con ella. Ahora que estaba recuperando el contacto con la sociedad con una presencia social constante y mucho más cercana, llega el club y le da la espalda a su gente. Insólito.
