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En pocas palabras

Alcaldesa Padilla

Cuánto me acordé de María Dolores Padilla Olba viendo la película de Isabel Coixet La librería. Lo que son las cosas. Si existe una palabra que defina el carácter de la protagonista de la historia, esa es coraje. Y si de coraje hablamos, no en la ficción sino en la realidad pura y dura, pocos casos he conocido tan enormes como el de María Dolores. Cariñosamente hablando, «mi alcaldesa Padilla», esa alcaldesa capaz de dar a la ciudad de Alicante la buena imagen de la que tan necesitada está. No lo digo en broma. No saben en el Partido Popular la suerte que tuvieron cuando esta profesional de la gestión económica y cultural llamó a sus puertas para dar la cara en su lista electoral.

Yo nunca lo habría esperado. Me quedé de piedra al enterarme, por la edición digital de este diario, durante una de mis estancias en el Festival de Málaga. Tuve que leerlo varias veces para cerciorarme. Pero una vez asumido, y confieso que me costó digerirlo, enseguida se me vino a la mente la viva imagen de María Dolores con la vara de mando de la ciudad. Una idea que, dos años y medio después de aquella noticia, lejos de haberse desvanecido, todavía cobra más fuerza en mi fuero interno.

Ay, mi alcaldesa Padilla. La aspiración de llevar las riendas de la Cultura de la ciudad es muy hermosa. Pero dado el estado de las cosas, dado el estado de emergencia en que lleva sumida la ciudad desde hace tanto tiempo, ¿cómo el partido en el que milita no puede cederle el paso para encabezar la lista? ¿No es el actual alcalde también concejal de Fiestas? Pues óbrese del mismo modo. Pero no desperdicien semejante oportunidad.

¿No dicen que en las elecciones municipales lo importante, más que los partidos, son las personas? Pues ahora tienen la oportunidad (ahora no, por favor, quiero decir dentro de ese año y medio que pasará volando) de poner en valor el potencial con que cuentan. Después de tantos años de desbarajuste la ciudad necesita una alcaldesa Padilla que actúe con firmeza, que logre gobernar con autoridad moral, que mire con lupa los dineros públicos (algo sobradamente demostrado en una gestión municipal impecable durante tres décadas) y que encima, miel sobre hojuelas, tenga una sensibilidad especial para con el mundo de la cultura, tratada como una asignatura «María» en esta ciudad, incluso por el partido político en el que decidió militar.

Alicante merece una alcaldesa con las cualidades de María Dolores Padilla. Con el coraje de la protagonista de la película de Coixet. Una persona honesta que no mire para sí tanto como para su ciudad. Pese a que esta ciudad, a veces, sea tan dura como una roca.

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