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Fernando Ramón

Opinión

Fernando Ramón

El suplicio de la autovía

Los conductores que necesariamente deben utilizar la A-70, en cualquiera de los dos sentidos a las horas punta, llevan meses, por no decir años, sufriendo un auténtico suplicio. La saturación de vehículos es de tal naturaleza que, jornada tras jornada, los atascos, los accidentes, las retenciones se han convertido en una constante que quien más y quien menos asume con estoica paciencia. Una colisión por alcance, la avería de cualquier vehículo que neutraliza la marcha, la tragedia de un siniestro que deja sobre el asfalto muertes inesperadas, son situaciones tan cotidianas que impregnan los recorridos de los miles y miles de usuarios que transitan de modo insufrible por esos kilómetros. No faltan voces que reclaman de manera urgente un tercer carril que facilite la circulación en un vial que sirve de conexión a un área metropolitana que alberga a 750.000 ciudadanos,y que además representa un nudo importantísimo en las comunicaciones por carretera del arco mediterráneo. Hay quien apuesta por la liberalización del peaje de la nueva circunvalación de Alicante, cuya concesionaria está en proceso de ser rescatada por el Estado, como fórmula para descongestionar esa saturación y hay quien mira al anunciado plan de movilidad sostenible del área Alicante-Elche, que precisamente ayer iniciaba los trabajos previos para recabar la información necesaria que permita la implantación de modelos adecuados de transporte. Sin un tren de cercanías en condiciones, sin un transporte público eficiente que conecte los principales núcleos de trabajo, sin unas infraestructuras acordes con las necesidades del territorio, difícilmente podrán evadirse del tormento todos aquellos que circulan por esta autovía sobrepasada, con creces, por los tiempos que corren y que sufren en sus carnes estas carencias.

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