Unos 200 ilicitanos iniciamos, en la matinal del domingo, la peregrinación hasta tierras de Villarreal, y no para ver a su patrón, San Pascual Bailón, ni desgraciadamente para acudir al estadio de La Cerámica, que ahora está fuera de nuestro alcance en Segunda B. Tocaba otro escenario, la Ciudad Deportiva del conjunto amarillo. Allí fuimos, para conocer qué patrón de juego iba a plantear el Elche CF sobre el tapete de uno de los gallos del grupo III de la Segunda División B. Muchos comentamos que, ante las numerosas bajas que presentaba el «mini submarino groguet», había que ser ambiciosos e ir a por el partido desde un principio. Así parecía en un inicio, en el que los ilicitanos salieron a presionar hasta el área del filial, quiénes tienen marcado a sangre y fuego, salir con el balón jugado y no rifarlo. Ello provocaba robos del esférico e intentos de dominio del centro del campo y por ende del juego. Pero, poco a poco, los amarillos se estiraron con balones largos a las espaldas de los centrales, que un atento José Juan y un centrado Golobart, quizás en su partido más completo, desbarataban con contundencia. En ataque, el Elche lo intentaba sin mucha convicción por bandas y balones largos para Sory Kaba, al que vi, más que cansado, agotado, en un primer acto equilibrado. La reanudación arrancó con la disyuntiva de saber si el equipo y Benja, que salió en el minuto 42 a sustituir al lesionado Sory, estarían enchufados, pero nada relevante pasaba y los minutos transcurrían de manera veloz. A los groguets comenzaron a flaquearles las fuerzas, se olía la sangre, pero los franjiverdes no fueron capaces o no se atrevieron a dar el hachazo definitivo, quizás por el susto de una horrible ejecución de un córner que terminó en nuestra madera. Al final tablas, en un partido en que, otra vez, faltó una marcha rápida y más pegada, sólo hubo dos fogonazos de Edu Albacar e Iván Sánchez, insuficientes para ganar y acortar distancias. Al final, a casa con un punto.