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José María Asencio

Vuelva usted mañana

José María Asencio Mellado

Contradicciones y demagogia

Podría hoy comentar el auto de la juez Lamela que ha ordenado el ingreso en prisión provisional de gran parte del gobierno catalán cesado exponiendo las razones por las que no me parece jurídicamente bien motivado. Podría hacerlo, pero no lo voy a hacer, porque un comentario estrictamente jurídico sería torticeramente aprovechado por los depredadores del Estado de Derecho para atacar las bases de la convivencia democrática. No es este el momento de dar ocasión alguna a quienes están prestos a socavar los cimientos de nuestro modelo, los que abusan de la injuria y la calumnia imputando a una juez un delito de prevaricación, pues someterse a los dictados del Gobierno es eso, una imputación delictiva.

Es absurdo, he comprobado, intentar que Podemos, la actual IU y los partidos separatistas entiendan la democracia y la división de poderes. Es absurdo, porque no creen en estos valores. Esperar de Iglesias, Colau, Echenique o Garzón que respeten el Estado de Derecho es pura ingenuidad. Han sostenido públicamente que quieren acabar con el régimen del 78 para implantar su ansiada dictadura del proletariado o quién sabe qué. No engañan salvo a los que se dejan engañar. Son o han devenido en antisistema. Esperar de los secesionistas respeto a la división de poderes es una estupidez y recomiendo para comprobarlo leer la anulada ley de transitoriedad catalana, exponente del más rígido y rancio totalitarismo y en el que el Poder Ejecutivo domina al resto de poderes, tras la oportuna y previa depuración de funcionarios y la selección a dedo de jueces y fiscales. Una obra magna de la reacción en pleno siglo XXI que aplauden fervorosamente quienes piden a gritos cadenas y estacas, pero eso sí, que sean catalanas.

No obstante todo esto, más que las tendencias autocráticas de esta moderna izquierda crisol de todos los totalitarismos, lo que no puedo soportar es su falta de rigor intelectual, su mediocridad, su zafiedad argumentativa y su vulgaridad. No aguanto ya a mi edad tantas estupideces como se contuvieron en el discurso soez de Colau. No aguanto, me aburre y me deprime tanta estulticia y mendacidad.

No piensan, ni razonan y lanzan sus soflamas, adornadas con gestos adustos, sin el más mínimo sentido del ridículo. Y lo voy a demostrar para escarnio de sus intelectos, elementales o solo rígidamente criados en el odio al adversario, siendo adversario todo aquel que disiente y que es calificado en juicio sumarísimo de traidor y fascista.

Para esta gente, la resolución de la juez Lamela es fruto de una orden del Gobierno. Pero resulta que en este asunto hay dos procesos abiertos ante dos tribunales distintos. Uno, la AN, decidió la prisión provisional de los miembros del gobierno catalán cesado y, otro, el TS, acordó suspender la declaración de los imputados por similares delitos, decisión que revela que el TS ha entendido que no existe urgencia, que no existen peligros cautelares que aconsejen de momento la inmediata prisión provisional de la presidente del Parlamento catalán. Me pregunto, pues, en un ejercicio ordinario de racionalidad, ¿en cuál de los dos tribunales ha ordenado el Gobierno actuar, en el que ordenó la prisión o en el que, de momento, ha optado por la libertad? ¿O ha sido en ambos con órdenes contradictorias y engañosas propias de un gobierno rufianesco? ¿O, uno, el TS las ha acatado y era la de la libertad y el otro, ha desobedecido la presunta orden o viceversa? Porque, parece lógico que, de haberse inmiscuido el Gobierno lo habría hecho ante los dos tribunales con una orden similar. Lo contrario sería tanto como atribuirle una suerte de esquizofrenia que no explican los antisistema. O, de haber ordenado lo mismo, es claro que alguno de los dos tribunales ha desobedecido al Gobierno, lo que apuntaría a la existencia de libertad en los tribunales.

No. Para esta ingente tropa de bulliciosos, poco curtidos en el pensamiento o simples manipuladores, el Gobierno solo ha ordenado la prisión en un tribunal, mientras que en el otro se ha comportado respetando plenamente la independencia. En el TS no ha habido, para estos precipitados oradores de la nada, injerencia alguna del Poder Ejecutivo. Si a eso le sumamos la cantinela de los presos políticos en España, que niegan que existan en Venezuela, habremos completado la burla hacia este pueblo español al que faltan al respeto tan groseramente.

No debe olvidarse que es casi seguro que el TS asumirá en breve el conocimiento de la totalidad de las causas relacionadas contra todos los investigados, pudiendo modificar su situación personal. O no. Quién sabe. Pero, si lo hacen el discurso de muchos sufrirá un duro golpe y su credibilidad se verá mermada, salvo que, como parece lógico que hagan, imputen tal conducta a la presión social, a su lucha. Ya lo verán. Nunca reconocerán que existe división de poderes e independencia judicial porque su pervivencia depende de una gran mentira, la de exponer una imagen de España ante el mundo como modelo de Estado represivo y franquista. Es progresista hacerlo parece, aunque tanto histrionismo genera rechazo, sopor y vergüenza. Son tan vulgares que ni siquiera se hacen chistes de ellos. Y eso en España es señal de poca o ninguna importancia.

Nota: El riesgo de fuga que se analiza en Bélgica es diferente al que se impone aquí. En España se refiere a la huida de la justicia española; en Bélgica, a las actuaciones que se desarrollan allí. Y es claro que Puigdemont se ha ido a Bélgica voluntariamente. Toda comparación es, de nuevo, precipitada.

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