Durante estos días se han estado celebrando las II Jornadas Culturales Taurina en Orihuela, organizadas por la Peña Taurina José Mari Manzanares, en las que, además de fomentar las actividades en torno las disciplinas artísticas y también lúdicas para los más pequeños, han contado con la presencia de nombres tan relevantes como el matador de toros Andrés Vázquez, de sabor local como el del picador Antonio Tafalla « Remache», o de proyección de futuro como los novilleros Jorge Rico, Diego Carretero, Fran Ferrer y Ramón Serrano. A la espera de la rehabilitación del espacio urbano de la Plaza de Toros orcelitana, resulta encomiable la labor de esta peña joven de edad pero de madura afición.
También hemos seguido estas semanas y las inmediatamente anteriores los ecos de los triunfos de ultramar protagonizados por Andy Cartagena. Desde que se presentara en México allá por 2001, no había regresado el rejoneador benidormí a tierras aztecas, y lo ha hecho dieciséis años después para llevar a cabo una amplia campaña. No resulta empeño baladí, pues inmiscuirse en un territorio donde se le rinde pleitesía y admiración completa a Pablo Hermoso de Mendoza, que anualmente lleva a cabo su gira por aquellas tierras, cuanto menos se presenta como un reto importante. El plan contaba en principio con la dirección como apoderada de la empresaria Lilia Abarca, pero tras el festejo de Mérida el propio rejoneador anunció sorpresivamente el cese de relaciones laborales con esta, quedando los asuntos de contratación en manos de sus apoderados Julio Fontecha y Alejandro Da Silva. No se sabe qué consecuencias tendrá este contratiempo en el resultado final de la escapada americana, que se preveía que abarcase alrededor de cuarenta festejos desde septiembre a marzo.
Desde el debut en Zacatecas hasta el recentísimo triunfo en Morelia, Andy se ha ido ganando el respeto y la admiración del variopinto público mexicano en este tour que ha sido bautizado como «El poder de la verdad». Hasta ahora las actuaciones de Cartagena han tenido lugar, por orden cronológico, en Zacatecas, San Luis de Potosí, Apizaco, Querétaro, Cuernavaca, Guadalajara, Mérida y Morelia, casi todas ellas saldadas con éxitos de puerta grande. El benidormí anunció también en su presentación su intención de actuar de manera benéfica en algún festejo para apoyar a los damnificados por los recientes terremotos sufridos en el país.
Además, durante esta gira la vida de Andy Cartagena ha sumado un nuevo valor: el 11 de octubre Rocío, su mujer, daba a luz al primogénito de la pareja, Andrés. Sin duda este hecho motivará aún más al jinete, que también ha cuajado una importante campaña en nuestro país en este 2017. A veces quedan algo de lado los triunfos de los intérpretes del arte de Marialva, pero precisamente en el escalafón de rejoneadores Alicante continúa teniendo protagonismo. Murcia, Baza, Calatayud, Ronda, Cuenca, Bilbao, Ciudad Real, Huesca, Dax, Huesca, Íscar, Granada... vieron salir durante este año a hombros al rejoneador benidormí.
Y con especial intensidad vivió ese 15 de abril en su tierra, Benidorm, para celebrar veinte años de presencia constante en el escalafón. A pesar de las dos décadas transcurridas, o quizá precisamente por ellas, Andy continúa llegando mucho a los públicos y manteniendo una regularidad al alcance de muy pocos. Si sus comienzos llegaron a la sombra patronímica de su llorado tío Ginés, tarde tras tarde se ha labrado una carrera compacta, llegando a ser un gran lidiador sin dejar de perder un ápice de entrega y espectacularidad. Y con una cuadra propia. Si ese nivel alcanzado y mantenido se valora teniendo en cuenta que lo ha hecho en una época de grandes nombres a caballo, la importancia de Cartagena adquiere cotas verdaderamente estimables. Para mayor grandeza, superando baches como la lesión de rodilla que le obligó a cortar la temporada de 2011 y que supuso un verdadero calvario para el rejoneador. No hay grandes metas sin grandes obstáculos. Andy lo sabe. Ojalá los veinte años, como en el tango, no sean nada y duren otros veinte más. Cartagena a caballo, siempre a caballo ganador.
