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Crítica de teatro

Estruch en Elche

«La mirada teatral de Estruch», en el Gran Teatro de Elche

«La mirada teatral de Estruch»

Gran Teatro de Elche.

Se lo dije a Paco Alberola al concluir el emotivo recital: «Felicidades por tu trabajo y por proyectar la figura de José Estruch». Y felicitaciones para Miguel García Ferrer, el músico que acompañó magistralmente con guitarra y vihuela, interpretando bellas melodías como «Romance anónimo» y otras en «La mirada teatral de Estruch», de cuyo nombre debemos acordarnos.

En el Principal de Alicante hubo una exposición, patrocinada por el Instituto Gil-Albert, sobre la vida y el teatro del maestro de actores y director de escena alicantino José Estruch (1916-1990). Y ahora, en su tránsito por las salas de la provincia, se ve en el vestíbulo del Gran Teatro de Elche, donde se aplaudió el homenaje de Quijada Qaín Teatro en el ámbito del ilicitano Festival de Teatro y Música Medieval.

Textos de Estruch y Alberola, bajo su dirección, ante el atento público que pudo examinar maletas, libros, discos o máscaras de un hombre «innovador y comprometido», según el rapsoda, director, actor, profesor de esgrima escénica en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia y alumno del homenajeado en la Real Escuela de Madrid.

«Pepe ha muerto. ¡Viva el teatro!», dijo en este diario Antonio González, de La Caratula, como dice Paco Alberola, quien señala la pasión de maese Estruch, un quijote intuitivo, sutil e imaginativo defensor de la comunicación directa del teatro, que debe ser del pueblo y más auténtico que lo real.

Buscó la palabra justa, precisa, la destrucción de los convencionalismos y la plasmación de imágenes sin gran aparato escénico. «Vivo como el mar, venciendo eternas soledades mías», e hizo cuentos, poemas jocosos, de amor, exilio y añoranza, y se aproximó a los clásicos con «El caballero de Olmedo», de Lope de Vega, uno de sus últimos montajes que acogió Almagro, o «El rey Juan», de Shakespeare.

El expresivo Alberola recuerda que escribió «Ménage à trois» con breve lectura de los encuentros y desencuentros entre esposas, maridos y amantes. Las cuerdas de Miguel García tocaron, mientras, «Té para dos», entrañable tema de un viejo musical y de la película del mismo título. Y «Nuestras mujeres» con monólogos en tiempos de posguerra. «En la medida que enseñas, aprendes», apuntó.

Alberola le dedicó «In memoriam de Pepe Estruch», aireado aquí en 1990, poco después de conseguir el Premio Nacional de Teatro. «Sin querer ser nada, fuiste mucho para nosotros». Le conmovía el Misteri, y su humanidad y sus huellas siguen.

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