Pasado un cuarto de Liga, parece que el fútbol se ha empeñado en castigar la sordera selectiva del presidente del Real Madrid al no cubrir las bajas de este verano. En diez jornadas el equipo de Zidane se ha dejado en la gatera diez puntos y ya está a ocho del Barcelona. La derrota en Montilivi ante el Girona ha enfriado el idilio de más de año y medio que viven el entrenador galo y el club merengue. Y eso que la semana empezaba con champán y rosas por el premio «The Best» de la FIFA a Zidane como mejor entrenador del mundo. Tras el subidón de los galardones, el bajón ante los chicos de Pablo Machín, que no quisieron colaborar en los festejos madridistas.

Como le pasa a los grandes, tras el palo del resultado llegan los garrotazos en ese tercer tiempo que dura hasta el siguiente partido. Hay para todos y en todas las direcciones: presidente, técnico y jugadores. A Florentino se le achaca su sordera a la petición de Zidane de fichar un delantero y un central contrastados tras la salida de Morata (20 goles) y Pepe. Vallejo y Mayoral aún están verdes. Y así el «plan B» de Zidane, al que también le faltan James y Mariano, no carbura como el año pasado.

Tampoco lo hacen los titulares. Cristiano no ve puerta (en Liga), Benzema tiene el punto de mira averiado, Bale ha hecho de la enfermería su segundo hogar... A esto se une que el corneta que tocaba a la carga cuando las cosas se ponían feas la temporada pasada -goles y remontadas en los últimos minutos- debe estar de permiso.

Arranca noviembre y a los merengues les queda el consuelo de la Liga de Campeones a la espera del desfallecimiento del Barça en la temporada regular y una remontada épica. Y si llega la tercera Copa de Europa consecutiva nadie se acordará de lo duro de oído que es Florentino.