La prolongada sequía que se vive en la Península Ibérica está causando graves problemas en los aprovechamientos de los recursos hídricos de algunos territorios y, de manera especial, en los usos agrícolas de regadío en una amplia zona que abarca el sur de la provincia de Alicante, una buena parte de la Región de Murcia y también en el noreste de la provincia de Almería.

La sequía no es nueva y sus consecuencias tampoco. Está llevando la angustia a decenas de miles de familias y a una actividad económica como la agricultura de gran impacto en la creación de empleo y una notable repercusión social.

Una buena muestra fue la respuesta del pasado domingo de miles de personas a la convocatoria de la asamblea informativa de Riegos de Levante celebrada en IFA.

Tampoco es nueva la despreocupación del Gobierno central por el tema cuando mantiene la desalinizadora de Torrevieja a muy bajo rendimiento (por falta de una línea de media tensión que si fuera para otra cosa se pondría en dos meses) o la de Mutxamel paralizada. Cuando no ha sido capaz de explorar fórmulas de desalobración o de reparar la balsa de San Diego en Villena para poder aprovechar las aguas del Júcar. O cuando mantiene en dique seco las aportaciones del Ministerio para la modernización de regadíos que permitan el ahorro y la mayor eficiencia.

«Existen soluciones viables y sostenibles medioambientalmente, no hablamos de quimeras y todas ellas están presentadas ante el Ministerio», reza el manifiesto del Sindicato Central de Regantes que se está firmando en toda la zona y que recoge un resumen de las actuaciones que habría que poner en marcha para abordar el tema con opciones de éxito.

Desgraciadamente tampoco encontramos novedades en los discursos que algunos -para esconder sus fracasos- nos hacen y que volvimos a oír en IFA (hasta a ERC nombraron). No queremos que nos hablen de quimeras, como se dice en el manifiesto. De los miles de Hm3 que podríamos tener y que nunca llegarán, del «agua para todos» para acabar con «agua para nadie». Queremos encontrar 7 Hm3 de aquí, 20 Hm3 de allá, 3 más con otra actuación, 16 de otro aprovechamiento? Y así llegar a tener cada año los 45/55 Hm3 de agua que necesitamos en esta Comunidad. Y cuando no haya sequía seguir actuando para mejorar la eficiencia, para racionalizar los consumos, para contribuir a la sostenibilidad, etcétera.

Y finalmente no podemos aceptar de ninguna manera el «tasazo» de más de 100 euros por hectárea y año que el Gobierno se ha sacado de la manga por la posibilidad de usar agua del trasvase Tajo-Segura cuando los recursos de cabecera lo permitan, pagando igual si hay agua como si no la hay. Después de 37 años de tener reconocido este derecho pagando sobre el caudal trasvasado, ahora se inventan un nuevo pago fijo que es una carga injusta y arbitraria que recaería sobre los ya esquilmados recursos de los regantes llevando a la ruina a los campos de la zona.

Es por eso que hay que ponerse ya manos a la obra (a las obras), impulsar las actuaciones de urgencia que se necesitan y programar las de medio y largo plazo para hacer compatible el aprovechamiento de las posibilidades agrícolas de la zona con una situación de escasez de recursos hídricos que exige una gestión eficiente y sostenible.