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José María de Loma

Ropa tendida

La gente va teniendo ganas de bufanda. Las bufandas son piadosas con nosotros, pudiéndonos ahogar nos abrigan. La gente va teniendo ganas de abrigo, se les hace el verano y el otoño, incluso el veroño, particularmente largo. Pareciera que las prendas abrigadas o abrigantes están ahí gritando en el armario, pujando por entre los polos y camisas finas por salir al exterior y abandonar el armario, que es el banquillo de la ropa.

Los pobres no tenemos ropa de entretiempo. La chaqueta es la única que nos abraza sin contraprestaciones. Los pantalones que nos aprietan son los chivatos de nuestra glotonería. El jersey amarillo delata que una vez fuiste joven. Y hortera. Hay gente que se pasa la vida aguardando a que las camisas rosas estén nuevamente de moda. Los guantes de piel sólo le quedan bien a los demás. No es la ropa del maniquí, es su cuerpo lo que a veces queremos. Los que más dicen que la corbata ya no está de moda son los que nunca la han llevado. No es elegante creerse un dandy. Nadie ha dado permiso a los chalecos para que pasen de moda. La gente tiene ganas de lucir ropa distinta, que no nueva. Ropa que no se ponía desde febrero. Con una camisa de cuello Mao puedes hacer la revolución. La ropa interior es ropa interior, no interiorizada. Las sandalias deberían estar sujetas a decreto. El foulard es un pariente francés que se ha quedado con nosotros a vivir. A veces se liga a nuestra bufanda y se van juntos de copas al armario de al lado con un pañuelo de colores muy golfo al que un día indulté de echarle mocos y que ahora utilizo para ponerlo asomando en el bolsillo superior izquierdo de la pechera. Que los bolsillos de las camisas no se usan debería ser enseñanza obligatoria en la escuela. En la facultad incluso. Es electrizante besar a una mujer descalza. Decir «bolsos y complementos» es aceptar que los bolsos son esenciales. Lo son, válgame Dios.

Tengo una chaqueta de cuero que sólo me pongo para componer sonetos. Está nueva. El cuero dura mucho. Los que tienen chaquetas de falso cuero (¿o chaquetas falsas de cuero?) son los que dicen que el cuero no debe mojarse. Es al contrario. Lo sabemos usted y yo, que somos gente acostumbrada a que nuestro buen cuero esquive de maravilla la lluvia. A veces en vez de armario cambiaría de casa. Un lamparón es un descuido y dos son una derrota. Veo ropa tendida. La gente va teniendo ganas de bufanda.

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