Hace unos días tuvimos en el foro que denominamos Club de las Buenas Decisiones, vinculado a los estudios de posgrado en Organización de Empresas de la UA, una conferencia del director general de Recursos Humanos de Siemens España, Eugenio Soria, en torno a las exigencias del liderazgo hoy en entornos digitales, frecuentemente con presencia virtual de muchos miembros del equipo.

Y efectivamente, las condiciones del entorno cambian y las empresas necesitan adaptarse, lo que significa que las plantillas, especialmente los directivos, tienen que adquirir las aptitudes y desarrollar las actitudes que les hagan competitivos en este nuevo contexto en que se mueve la actividad económica y social, porque no podemos olvidar que las empresas no son solo una realidad económica; son también un actor imprescindible en el desarrollo social de cada una de las comunidades entendidas en sentido amplio, en que despliegan su actividad.

Y las condiciones del entorno están cambiando radicalmente por la globalización, la internacionalización de la economía, la tendencia a crear espacios de competencia cada vez más amplios, el impacto de las tecnologías de la información y la consiguiente digitalización de gran parte de la actividad, lo que tiene efectos inmediatos en la transparencia en la gestión, la incorporación de la diversidad a todos los niveles en los ámbitos de la selección de personal, el aplanamiento de estructuras, la cooperación y el trabajo en equipos cada vez más virtuales.

Pero lo cierto es que las características de los directivos de hoy y de mañana se parecen mucho, en mi opinión, a las de los que consiguieron empresas potentes que han sabido adaptarse a todos estos cambios que están ocurriendo desde hace años, y que ahora son solo más acelerados.

Hoy, es verdad, vivimos en el cambio, y en este contexto no sobreviven los más fuertes sino los que mejor se adaptan, lo que exige directivos dispuestos a reinventarse constantemente, que promuevan la innovación y la mejora continua como claves de la actividad de la empresa, que crean en el riesgo -naturalmente con control-, que apuesten por la cooperación porque solo contando con todo el equipo es posible avanzar; que sean capaces de catalizar la gestión correcta de las organizaciones en ese mundo, como he comentado en alguna otra ocasión en esta columna, VUCA (acrónimo en inglés de Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo).

Por supuesto que conozcan las posibilidades de la tecnología y su evolución previsible, que dirijan con el ejemplo, que compartan e impulsen la transparencia con sus equipos ?que una misma realidad se puede ver desde diferentes perspectivas, y es del debate y del contraste de donde saldrá la luz-.

En resumen, que sean capaces de alcanzar los objetivos siempre con el equipo, haciendo compatible la imprescindible orientación a resultados con la orientación a las personas, que contra las personas solo está el vacío, el corto plazo, la muerte súbita.

Contar con las aportaciones de todos, crear un gran entorno y ambiente de trabajo, ser uno entre todos, el catalizador de las capacidades, aportaciones y aspiraciones de todos los miembros del grupo es la clave para conseguir esos equipos de alto rendimiento que siempre fueron necesarios, pero hoy son imprescindibles en las empresas que quieran ver más claro el futuro.