Acudíamos a Cornellá, un tanto expectantes por lo que podía deparar la actualidad social catalana, pero rápidamente comprobamos que la normalidad era la nota aplastante. No cabía esperar otra cosa.

Ya allí, durante el recorrido por la rampa de acceso al estadio, rememore una mezcla de sensaciones, junto con recuerdos nostálgicos. A la izquierda, emergía el estadio del RCD Español, con Dani Jarque siempre presente, y a la derecha, al fondo, el Nou Municipal de Cornellá. Un duro golpe de realidad.

El partido arrancó con la reiterada incógnita de conocer la capacidad de adaptación del Elche al verde sintético, y la imperiosa y obligatoria necesidad de reaccionar después de dos traspiés consecutivos.

Tras los minutos iniciales de tanteo, tuvimos la primera y clamorosa ocasión de Benja, después de una gran jugada de Sory Kaba. No se podía fallar pero se falló. Todos pensamos en que ojalá no tengamos que acordarnos de ella. A partir de ahí, el Cornellá impuso una marcha más en el juego, el Elche se limitó a aguantar sus acometidas, y a tocar madera, dos en el primer periodo. Pero cuando agonizaba la primera mitad, los ilicitanos, en su única jugada combinada, asestaban el golpe al partido, con el gol de Iván Sánchez.

En la reanudación se esperaba, de salida, una nueva avalancha local, pero no fuese así. El Elche hizo lo que siempre esperábamos que hiciera, mayor presión arriba y más control del juego, con firmeza defensiva. El equipo catalán se diluía y pagó su derroche físico inicial. Sólo otro palo de su «nueve», y una mala cesión de Manuel Sánchez a José Juan, que pudo costar un disgusto a los franjiverde. El entuerto lo enmendó in extremis, Primi. Al final, el Elche supo tirar de oficio, reaccionar y sobre todo volver a ganar. De las crisis se sale sufriendo. Ahora toca reforzar la línea de juego ante el Ebro el miércoles.