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Crítica musical

(Des)concierto teatral

Concerto a tempo d'umore en el Teatro Principal de Alicante

Entra un violinista por el pasillo central del patio de butacas y sorprende a los numerosos asistentes con su instrumento. Los doce músicos (hombres y mujeres) se sientan y realizan un cómico ejercicio de coordinación y percusión corporal. Pellizcan sus cuerdas, rompen moldes y van emitiendo piezas que se escuchan fácilmente. Concerto a tempo d'umore es una buena forma de difundir la música clásica y popularizarla a través de la comicidad. Salen y entran tocando, y el concierto teatral, dirigido a todos los públicos, se transforma en desconcierto con unos instrumentistas que dominan el territorio de las notas musicales y juegan a ser intérpretes que emplean el lenguaje visual, las risas o el alboroto en un espectáculo de Jordi Purtí, excomediante de El Joglars, quien lo ha dirigido extrayendo las chispas que las situaciones le permiten. La dirección musical y los arreglos dependen de Carles Coll Costa, y ahí está aireando la jefatura (puesta en entredicho) de la Orquestra de Cambra de l'Empordà, fundada en 1989. Tiene vis cómica y se expresa con sobriedad. La parodia y la suave irreverencia continúan, y recurren a la magia del teatro negro. Los atriles vuelan. Ellos y ellas se divierten y bailan. Una violonchelista duerme, sueña, y los demás la acompañan alejados. Tocan la «Danza húngara nº 5», de Brahms, y el director habla por el móvil siguiendo el ritmo más o menos intenso. Esto nos recuerda al barbero judío que Chaplin interpreta en El gran dictador mientras se oye esa misma partitura. En mayor o menor cantidad, el ingenio, las distorsiones y el contraste funcionan. ¿Vieron al grupo Yllana con Ara Malikian en Pagagnini? Parecido. De «Las cuatro estaciones», de Vivaldi, interpretan «La primavera» cambiando formas, y una espectadora atrapa la batuta y dirige a la adaptada orquesta. Otros espectadores intervienen como si tocaran los instrumentos. Suenan el «Ave María», de Bach y Gounod, y un pedazo de la «9ª sinfonía» de Beethoven. La polka del «Vals del emperador», de Strauss, o trozos de bandas sonoras con expresiones mímicas. Superman, E.T., Titanic, Jurassic Park, Candilejas, Misión imposible o Ghost. Y el amplio fin de fiesta.

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