La voluntad de los humanos es frágil y cambiante. Las circunstancias que nos rodean son capaces de cambiar cualquier realidad y convertirla en un sueño y viceversa. Somos capaces de convertir un deseo en un capricho y una mentira en una verdad. Y ante esta situación mi amigo Pepe tiene que estar jodido en su tumba, cuando ve lo que esta viendo: cinismo, hipocresía y falsedad.

Lleva ya unos años en su pueblo natal. Lo llevaron en un tren con su nombre. No le preguntaron por su traslado y en un momento pensó que era una pieza más de una mudanza, de las muchas que se realizan de aquí para allá. Antes estuvo en la capital de las capitales y a pesar de todo sigue esperando que alguien le explique el porqué.

Ahora está aquí, en su pueblo, y ese aquí se ha convertido en un algo que ni el mismo sabe lo que es. Sus paisanos tampoco lo saben, de ahí que los ramos de flores y las coronas de laurel tratan de llenar el vacío de lo desconocido.

Pero a pesar de todo, amigo Pepe, sigues estando de moda. "Pepe, no sé lo que has hecho, pero continuas triunfando". Muchos de los que ahora te adoran no han leído ni una sola línea de tu extensa obra, pero siguen viviendo a tu costa.

Acaban de cumplirse los 50 años de tu muerte y no sé porque algunos no te dejan descansar en paz. Ni en Madrid antes, ni en Monóvar ahora. ¿Tanto te quieren?. No te envidio, pero también reconozco que te lo mereces. Lo malo es que en vida pasaron de Ti y ahora que no estás, parece que no pueden vivir sin Ti.

La Voluntad de decidir y ordenar la propia conducta es una asignatura que a día de hoy tenemos pendiente. Si no lo conseguimos, difícil lo tendremos para entender el presente y más difícil aun para conseguir un futuro. En nuestras manos esta.