Otra vez mi amigo Alberto con sus sensiblerías. Por mucho que intento evitarlo, no hay manera. Al parecer soy su valle de lágrimas. Nos tropezamos el otro día -como es algo paliza intenté evitarlo-, pero no hubo manera. Va y, espontáneamente, me espeta: «Habíame planteado el no cabrearme, mejor dicho no alarmarme, según he oído afecta sensiblemente a la salud», meditabundo me autointerrogo.

¿Qué culpa tendré yo de sus sensiblerías?. Y, sin más dilación, me cogió del brazo y dijo en tono algo irascible (a la sazón siempre va cargado con hojas de periódico), como desahogándose: «¿Has leído los titulares de estos días respecto a la sequía que estamos padeciendo?» Y la que se avecina? El que suscribe, que suele leer la Prensa, lo comprende. Y es que, por muy insensible que seas, los titulares a los que hacía referencia alarman al más escéptico.

Entonces, merece la pena para los que no hayan tenido ocasión de alarmarse el leerles los desconcertantes titulares y en relatar algunos.

Ahí vamos: « La Vega Baja entra en estado de emergencia por la sequía que pone en peligro 29.000 hectáreas», el equivalente a 244.725 tahúllas. Y sigue: « El cierre del trasvase desde mayo pasado y la clausura de pozos obliga a los agricultores a depen-der de la lluvia». Por otro lado, el presidente de Asaja, Eladio Aniorte: « Nuestra única salvación es rezar para que llueva y se salven los cultivos. Las cosechas de la Vega Baja que representan el 53% -más de la mitad- del total de cultivos de la provincia, han entrado en emergencia». Y matiza: « Queda un mes para la recogida de los limones y naranjas, tiempo suficiente para que, de llegar las lluvias, se salven. Sin embargo no ocurre lo mismo con las hortalizas -alcachofas, col, brócoli, lechugas- de no recibir un riego a corto plazo habrá que tirarlas a la basura con el consiguiente quebranto económico que ello supone». Así de contundente se expresa el presidente del sindicato agrario.

La alarma llega a tal punto que una joven agricultora oriolana ?de esas que no tienen días ni horas, la agricultura no tiene espera-, ante las consecuencias que le puede acarrear la incertidumbre hídrica, del total de sus tahúllas y temiendo no poder regar toda la explotación, sólo se ha atrevido a cultivar una parte. No podía arriesgarse. Profundizaba: «Es deprimente que los políticos hayan jugado con un tema tan serio como el del agua y que ahora nos tengan en esta situación de incertidumbre que nos obliga a trabajar con la espada de Damocles sobre nuestras cabezas. «Si trasvasamos petróleo o gas, ¿por qué no podemos trasvasar agua conectando cuencas?». Razón no le falta.

De cuanto queda expuesto el que suscribe añadiría: ¿A quién beneficia tirar el agua del Ebro al mar por Amposta? De lesa humanidad. El agua no es de alguien en particular, es de todos los españoles. Sin agua no hay vida.

Y siguen los alarmantes titulares. El presidente de la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunidad Valenciana (Fecoreva) José Antonio Andújar, dice: « La extrema situación de sequía que vive la huerta de le Vega Baja se complica cada vez más. Los agricultores contaban con el aporte de la desalinizadora de Torrevieja, como única tabla de salvación, pero ahora perderán este recurso». La CHS va a prohibir verter agua desalinizada al pantano de la Pedrera en evitación de que aumenten los niveles de boro. Andújar, explicaba que el agua de la desalinizadora se mezclaba con la que venía del trasvase Tajo-Segura equilibrando los niveles de boro. Sin embargo los aportes del Tajo han sido reducidos a cero. Nula solución.

Más sangrante todavía, bueno, más alarmante. En portada de este diario: « El Segura, entre cañas y lodos. El cauce del río sigue inundado de cañas y lodos pese al riesgo de gota fría. Apenas se ve el cauce». Ves las fotos y se te hiela la sangre. Vergonzante. A todo esto los politicastros ?y cobrando- que dirigen la Confederación Hidrográfica del Segura ?CHS- ni «mú». ¿Y no les causa rubor que la «cloaca» antes rio, Segura, se encuentre en este calamitoso estado, con el riesgo que ello entraña?

Solución En primer lugar: Implorar rezando para que llueva; después, seguir en la misma tesitura, para que a los poilticastros ?y cobrando- les entre cordura y de una vez se pongan a trabajar por y para el pueblo que les paga buenos sueldazos.

¿Cuándo? Ni se sabe...