El pasado 17 de octubre se celebró el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. También en nuestra ciudad se hicieron ese día, y la semana siguiente, diversas actividades para dar a conocer el tema y promover la concienciación ante el mismo.

Estamos frente a un problema que no siempre tiene la visibilidad necesaria. La sociedad tiene sutiles mecanismos para ocultar lo que no interesa y, unido a las dificultades propias de los colectivos afectados, favorece su invisibilidad, lo cual no quiere decir que el problema no exista, sino que no lo vemos o no lo queremos ver.

Sólo la rotundidad de los datos demostrados y la labor de colectivos sociales, que con grandes esfuerzos luchan contra esta lacra, nos permiten conocer la magnitud del problema y poner algo de esperanza en solucionarlo, en que otro mundo más justo es posible.

Estos días se ha dado a conocer el «Estado de la Pobreza. España 2017. VII Informe Anual sobre la Pobreza y Exclusión Social», más conocido como Informe AROPE. Los datos que suministra este prestigioso estudio, unido a los que da Eurostat, Pobreza Cero, Oxfam Intermón, Cáritas, etc., nos hablan de un mundo en el que crece la desigualdad. Baste decir que el 10% más rico en España obtiene, aproximadamente, la misma renta total que la mitad de España.

Los datos del último informe AROPE nos dicen que, en España, en 2016, había 12.989.405 personas, el 27,9%, en riesgo de pobreza o exclusión social. Somos el tercer país de la UE donde más ha crecido el riesgo de pobreza durante la crisis. Peor lo tenemos en el País Valenciano, aquí el porcentaje se eleva al 30,5% en ese año: 1.512.790 personas, que suponen 129.650 más que en 2008, al inicio de la crisis. Son datos muy preocupantes. A pesar de la mejora que ha supuesto el cambio de gobierno en el Consell, está claro que hay que intensificar los esfuerzos y priorizar las inversiones en materia social si queremos dejar de estar peor que el resto del Estado, que es como actualmente todavía estamos.

Cuando el Ayuntamiento de Elx presentó la documentación para acceder a las ayudas europeas del EDUSI que, al segundo intento se consiguieron, ya se describía una situación socialmente preocupante en nuestro municipio. Se decía entonces que al 31-12-15 había 28.682 parados inscritos y que la tasa de paro era del 28,9%. En septiembre de 2017, después de salir de la crisis, según el Gobierno, aún están inscritas 25.419 personas en el paro, suponiendo un 25,33% de la población activa. Entonces, como ahora, la mayoría de los parados son mayores de 45 años, con más de dos años desempleados y con una tasa de cobertura inferior al 50%. Se le exponía a Europa que el empleo que se creaba en Elx era de baja calidad por la temporalidad, ya que se acercaban al 90% los contratos temporales que se hacían. Ahora superan, incluso, esa cifra. El mes pasado, en Elx sólo hubo 765 contratos indefinidos de los 8.495 que se hicieron: el 9%. Y de ese total casi la mitad lo fueron a jornada parcial, a veces por horas.

La propuesta que presentaba el Ayuntamiento a Europa para conseguir fondos EDUSI podríamos decir que se mantiene y que allí se explicaba: en Elx los grandes problemas sociales venían como consecuencia, entre otros, de la extensión de los bajos salarios, elevado grado de economía sumergida y bajo nivel de inversiones de las administraciones públicas con relación al número de habitantes. Y todo ello sin perder de vista la incidencia que presenta la importante bolsa de paro registrado y la que está sin registrar, así como el propio envejecimiento de la población que el estudio también reconoce.

Son problemas que, en Elx, se están cronificando. Con razón el proyecto presentado reconoce que, en Elx, se está registrando un aumento de las desigualdades que afectan a sus habitantes, por la disociación existente entre crecimiento económico y desarrollo social. También reconoce que, en la ciudad, se observa un retroceso de la clase media. Y es evidente que, aunque son los barrios de Carrús, San Antón y Palmerales donde es más escandalosa esta situación, no hay que perder de vista que, incluso, en la zona centro hay gente que lo está pasando mal.

Ahora, cuando la lucha mundial contra la pobreza y la exclusión social está de actualidad, hay que insistir también en las acciones a nivel local y ahí, con la oportunidad de los fondos EDUSI, se deben priorizar medidas para corregir estas desigualdades. Después del éxito que supuso conseguir los fondos, hay que agilizar los medios para su ejecución. E invertir en proyectos socialmente necesarios y no sólo en aquellos más llamativos ya que las soluciones urgen para los más desfavorecidos.