Los Jordis de Òmnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana han pasado de ser agitadores callejeros a golpe de Twitter a ídolos o más bien diríamos iconos de moda del independentismo catalán. La magistrada de la Audiencia Nacional Carmen Lamela los mandó para el trullo a Soto del Real, que también es últimamente lugar de alto standing de peregrinación de lo más granado de la jet set. Pobres Jordis, qué injusto, ellos que se subieron a un alto queriendo apaciguar en plan Gandhi a las masas, con tan mala suerte que resultó que sin darse cuenta estaban sobre un coche de la Guardia Civil. Sin embargo ellos andan quejándose de que otros presos los ataquen con vivas a España. Pobres criaturas, señoría, no es justo.

Ya no sólo los adolescentes están enganchados al culebrón catalán, como he visto por mi hijo Mario, de quince, que es mi proveedor de vídeos trending topic en YouTube, sino hasta los presos. Claro que no sabemos cómo saldrán de allí los Jordis, igual tarareando a Manolo Escobar, porque la cárcel es una experiencia fuerte.

Lo que no se les puede negar a los indepes es que llevan un rollo mucho más cool que el de los constitucionalistas. Rollo un poco vigilia mariana de una parte, pero por otra parte con un manejo de las redes sociales sin parangón. En esto ganan por goleada. Ahora, nada más enlatar a los Jordis, los indepes han sacado un vídeo de una chica mona que, inspirada en la princesa Leia cuando pedía ayuda a Obi Wan Kenobi y hablando un excelente inglés, reclama ayuda y comprensión a toda Europa ante los atropellos del Estado español.

Visto con cierta perspectiva, lo de los policías y guardias civiles del 1-O fue una solemne cagada, pues les brindó unas hirientes imágenes que no tenían y que pueden dejar a un sueco o a un holandés con la duda de si efectivamente el Estado español es opresor e injusto. El vídeo en cuestión contiene una mentira encima de otra, pero es indudable y peligroso el marketing propagandístico que manejan. No empero llevan décadas comiéndole el coco a la gente. Por desgracia, a los de la otra parte la caspa les está llegando ya al cuello. De cara al exterior no basta con tener la razón, que sin ninguna duda el Estado español y los partidos constitucionalistas la tienen porque son los que defienden la legalidad vigente, sino que además hay que saber comunicar y en esto le pongo un cero al Gobierno. Conviene que espabilemos todos los constitucionalistas, para no resultar además de cornudos apaleados.