Acaba de dejarnos Margot Cortés, una voz irrepetible, una artistaza y, sobre todo,una belleza de persona. La noticia, aunque esperada, ha caído como un mazo entre aquellos que tuvimos la suerte de conocerla y compartir con ella escenario y vida. Muchos la queríamos mucho. Sus conciertos en el teatro Arniches, su forma de interpretar el jazz, todo delicadeza, la convertían siempre en un regalo impagable e inolvidable. Colaboró con muchos profesionales de la Comunidad Valenciana, entre ellos con Jácara, como directora musical de varios de nuestros montajes, y se ganó siempre el cariño de todos, por su oficio y su calidad, pero especialmente por su generosidad. A pesar de llevar varios años peleando contra el cáncer, nunca perdió la sonrisa. La última vez que hablé con ella me emocionó su tenacidad por seguir disfrutando de todo lo que le rodeaba hasta el último segundo. Ella era así, una hermosura de persona que nos dio buena música y, sobre todo, mucha, mucha vida. Y ahora se nos ha ido, como pasó por la vida y como pisaba el escenario, con dulzura, sin estridencias.

La ceremonia con la que la despediremos se celebrará hoy domingo 15, a las 13.15 horas, en el Tanatorio de San Vicente, junto a la Universidad de Alicante.