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Gatillazo

De tan citada, da rubor traer la frase de Marx: la historia se repite, aunque la segunda vez como farsa. Pero es de agradecer que así sea y la proclamación de octubre de 1934, trágica y efímera (10 horas), tenga esta versión paródica (10 segundos). El enredo montado por los separatistas era un ovillo de mentiras, trampas e infundios, y a fuerza de dar vueltas a la rueca ha acabado envolviéndolos. La culminación, la apoteosis, el gran mensaje al mundo, que al fin estaba pendiente de ellos, es: como ahora no sabemos qué hacer, mejor que tampoco lo sepa nadie. Un pronunciamiento que no se pronuncia pero se deja en suspenso. Entre lo sublime y lo ridículo sólo hay un paso, y el President lo ha dado. Nadie le tomará muy en serio (ni a los suyos) desde ahora. Se mire como se mire ha sido un gatillazo en toda regla, pero de los vergonzantes: estoy en plena forma, pero es que hoy no era mi día.

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