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Opinión

Fraude y subempleo

Se ha hablado, y mucho, en los últimos meses de que la recuperación económica empieza a ser un hecho, más allá de lo que acabe sucediendo en Cataluña y los efectos que eso pueda tener. Sin embargo, por más que los macroindicadores se hayan empeñado hasta ahora en decir lo contrario, a veces cuesta creer en esa recuperación. Ahí está, por ejemplo, la comparativa de los últimos datos sobre contratación publicados por el Servef, y que refleja Rosa Carrizosa en estas mismas páginas: el 44% de los puestos de trabajo creados el mes pasado en esta provincia eran a tiempo parcial. Lo peor es que, por un lado, muchas veces los contratos por horas son un subterfugio de la economía sumergida. En la práctica se trabaja igual o más que si la jornada fuera completa, pero sólo se cotiza por un puñado de horas. Por otro lado, como alertó el Banco de España a principios de verano, el subempleo, esto es, el aumento del trabajo parcial involuntario -el de aquellos que hacen menos horas de las que desearían- ya afecta a seis de cada diez personas, con el riesgo añadido de que eso se convierta en un componente estructural de la economía. El regulador, de hecho, no sólo achacaba la situación a los efectos de las reformas laborales, sino que llamaba la atención sobre el hecho de que la tasa de paro se podría haber elevado hasta casi un 30% al cierre de 2016 si hubieran entrado ahí los que quieren trabajar más horas. Por eso, quizás sería un buen comienzo dejar de lado las loas y pasar a los hechos. De momento, un primer paso podría ser dedicar más recursos a la lucha contra el fraude.

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