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Marc Llorente

Teatro crítica

Marc Llorente

Pirotécnico espectáculo

"La comedia de las mentiras" de Pep Antón y Sergi Pompermayer

La comedia de las mentiras. Teatro Principal de Alicante. De Pep Antón Gómez y Sergi Pompermayer.

Dirección: Pep Antón.

Pretende divertir al espectador poco exigente con enredos y confusiones a la vieja usanza. Utilizando tipos y caracteres, juegos y recursos tradicionales que se apoyan en el engaño como señala el título de la obra La comedia de las mentiras, un texto nuevo elaborado a partir de la comicidad latina de Plauto, quien se inspiró en los personajes arquetípicos de los griegos Aristófanes o Menandro. El equívoco es la clave en la vodevilesca trama, un elemento que ha influido hasta hoy y que motivó a autores como Shakespeare, Molière o Goldoni. Evidentemente, La comedia de las equivocaciones, del inmortal inglés, ha servido de estímulo a Pep Antón Gómez y Sergi Pompermayer a la hora de titular esta pieza de ambos, dirigida por el primero. La caricaturización de los roles sociales de la chica sexy, la tía solterona, despechada, o del militar jactancioso teje el amplio número de situaciones distribuidas en diversos cuadros. Y el artífice de la sátira con ese clásico y liante mayordomo, papel que esgrime Pepón Nieto. Alienta las simples intrigas de amor, muestra el carácter del tradicional cómico e imprime los matices que buscan la risa. En función de las ordenanzas de Pep Antón Gómez, el reparto se entrega para mantener el entretenimiento. Pero campean el sabor banal y el escaso interés de unos pasajes vestidos de farsa contemporánea, con la idea de transmitir aspectos sobre la mentira consciente o inconsciente. Por razones de supervivencia. Ahí andan con sus posibilidades expresivas, intentando dar credibilidad a lo inverosímil con mayor o menor fortuna, Paco Tous, Canco Rodríguez, Angy Fernández, Raúl Jiménez, Marta Guerras y la veterana eficacia de María Barranco en este pirotécnico espectáculo que subraya la teatralidad desde el principio. Todos mueven la escenografía al ritmo del simpático jazz de Mariano Marín, y aflora el espíritu de los musicales con un par de canciones y la coreografía de Luis Santamaría, ya que las comedias de Plauto se acompañaban de música y tenían partes cantadas. La recta final contribuye a una historia interminable de algo más de 120 minutos de duración. Acudió mucho público, y los aplausos fueron generosos.

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