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F. J. Bernabé

Qué mala suerte

Supongo que cuando los responsables de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) marcaron en el calendario el 3 de octubre como fecha para reunir en Madrid a 1.500 empresarios en un evento denominado «El Corredor Mediterráneo: Una realidad inaplazable» no pensaron en que la actualidad estaría tan marcada por el conflicto catalán, ni mucho menos que el rey Felipe VI iba a emitir esa misma noche un mensaje institucional ante lo excepcional de la situación. Qué mala suerte. La repercusión mediática, del que se suponía el gran broche final a una serie de actos reivindicativos que han recorrido distintas ciudades, se habrá visto reducida. Pero además, el presidente de AVE, Vicente Boluda, tuvo que salir ayer a declarar que «en Cataluña están todos los tramos terminados» y que por tanto espera que el conflicto no afecte al Corredor Mediterráneo. Y eso es lo que esperamos todos. No sólo por el deseo de que el diálogo y el entendimiento hagan superar una situación que nunca debiera haber llegado hasta el extremo que lo ha hecho, sino también por la necesidad urgente de una infraestructura trascendental para el desarrollo de numerosos sectores productivos de esta provincia y que tanto ha costado que se pusiera en marcha siga avanzando a buen ritmo. Pero, por otro lado, no podemos olvidar que buena parte de este macroproyecto lo paga la UE y que el conflicto con Cataluña podría parar las inversiones. Habrá que esperar. Una coincidencia nada oportuna.

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