Comenzaba el pasado jueves el pleno ordinario del Ayuntamiento de Alicante con un titular de periódico con la tinta aún por secar. Rezaba así: « Echávarri quiere echar a Pavón de Urbanismo». El alcalde socialista intentaba centrar en su vicealcalde su fracaso y el de su gestión al frente del tripartito, y ofrecía al portavoz de Compromís la responsabilidad de ese área. El señor Bellido, como acostumbra, miró a otro lado como si la cosa no fuera con él. Luego llegó este viernes, festividad de San Gabriel Arcángel, y tras un pleno del día anterior en el que los tres socios de gobierno no pararon de atacarse hasta sacarse los ojos, la noticia saltó temprano: «La juez cita a Echávarri como investigado por el fraccionamiento de contratos de Comercio». Entonces, pedí un cortado descafeinado y con sacarina.

Fue fácil recurrir a la hemeroteca para encontrar algunas de las perlas que hace escasos años dejaba caer el ahora alcalde investigado a un concejal del anterior gobierno municipal: «¿Qué broma es ésta de colocar a un presunto prevaricador al frente de las fiestas alicantinas?». Eso decía quien hoy además de alcalde, ironías del destino, es concejal de Fiestas. O esta otra referida también a imputaciones, un asunto al que el señor Echávarri recurría con insistencia cuando estaba en la oposición hasta llegar a marcar criterio ético: «Mantenerse en el cargo es arrastrar por el fango la imagen de la ciudad». Estando así las cosas, es esa misma hemeroteca la que nos ofrece ahora, en bandeja de plata, la oportunidad de decirle a Echávarri que, de ser coherente con sus palabras y sus acusaciones a otros políticos, en estos momentos no le queda otra que cumplir con su palabra de dimitir tras haber sido imputado. Pero, ¿vamos a pedirle coherencia a estas alturas, verdad señor Echávarri? Vaya ordinariez. «No contemplo dimitir», ya ha avisado el primer edil investigado. Incluso, se ha apresurado a decir que está «absolutamente tranquilo». Absolutamente es un adverbio que indica grado máximo. Así pues, el alcalde no está tranquilo, sino que lo está en grado máximo.

Y mientras eso sucede, sus socios de gobierno o futuros exsocios también están en grado máximo, pero molestos. Absolutamente molestos. Los nacionalistas valencianos advierten de que su continuidad en el gobierno pasa por un relevo en la Alcaldía. Y sus otros socios, los de Guanyar, los del vicealcalde Miguel Ángel Pavón, le piden también que cierre la puerta del Ayuntamiento sin hacer mucho ruido y que entregue las llaves en conserjería. Ah, y que adiós. Que adéu. Que hasta nunca. A mi partido, el Partido Popular, que ya en abril presentamos la primera denuncia por el presunto fraccionamiento de contratos de Comercio no hace falta que nos pregunte lo que pensamos de lo que usted ha hecho y lo que consideramos de su conducta en todo este asunto.

Señor Echávarri, ¿qué les van a decir ahora a los que pensaron que cuatro años de un gobierno de izquierdas traería cosas buenas para Alicante? La nueva política, la nueva era, el nuevo diálogo social, el nuevo todo eso y la nueva nada de nada. Tan nueva era esa política que en 2016, instalados ya en el poder, parece que a algunos les sobraba tiempo para otras cosas. Por ejemplo, para fraccionar contratos siempre presuntamente.

La izquierda que nos desgobierna ha demostrado ser incapaz de sacar adelante cualquier iniciativa que sea beneficiosa para Alicante. La ciudad no anda, está bloqueada. Y eso no es una opinión, sino la constatación de una realidad. Lo comprobaron todos los alicantinos en el último pleno. El Catálogo de Protecciones, el PGOU, las licencias urbanísticas, el contrato de la Plaza de Toros, su intento de regular los clubes de cannabis, los veladores y la limpieza son ejemplos de ineficacia. Hay muchos más pero comprenderán que no caben en un artículo. ¿Conoce este alcalde investigado la situación de muchos de los barrios de nuestra ciudad? ¿Sabe del abandono del desarrollo de los polígonos industriales? ¿Es consciente de lo poco que ha hecho en este tiempo por mejorar la calidad de vida de sus vecinos? Si es que ahora ponen los denostados barracones en los colegios y el alcalde ni dice ni hace nada.

Estamos en un momento de mejoría económica, y ¡qué inversiones ha traído Echávarri!, ese mismo alcalde que canceló una reunión con IKEA en Madrid por considerar que los directivos de la multinacional no estaban a su altura. Dudo que esos directivos estén siendo actualmente investigados como lo está ahora el primer edil. ¿Así se trabaja para traer puestos de trabajo e inversiones? Llama la atención que al tripartito le importe tan poco traer proyectos que puedan generar empleo y que todo parezca confiarlo a las políticas de Mariano Rajoy. Alicante crece menos que la media de la Comunitat y no se entiende que no haya tomado ninguna iniciativa.

Señores del tripartito, muchos de sus ya-nunca-más-votantes se acercan a mi partido con ojos incrédulos ante el inaudito panorama que ven a diario en una ciudad que ya no reconocen como suya. Y no intente, señor Echávarri, hacerse pasar por ninguna víctima. Por eso ya he formulado la pregunta en el titular de este artículo «¿Quién eres Alicante?»: la víctima.