El pasado domingo, este periódico hacía una interesante entrevista a don Vicente Pascual, decano del Ilustre Colegio de Abogados de Elche. En ella, se hacía una excelente radiografía de cómo está la situación de la Justicia en nuestra ciudad y su partido judicial.

Que la Justicia, en España, funciona mal es algo crónico. Probablemente nadie, en nuestro país, podría afirmar que la Justicia española es rápida, accesible, inteligible y, especialmente, justa. La lentitud judicial es escandalosa: sólo hace días se ha iniciado el juicio por el tema de Fórum Filatélico, con casi 11 años de retraso, y eso por citar un caso reciente. Curiosamente, en los casos más mediáticos o con acusados más de postín, se llega a tardar tanto que, a veces, prescriben los delitos. Abogados de renombre, algunos que antes han sido jueces o fiscales, en un curioso intercambio de puertas giratorias, conocen y aplican los vericuetos legales que permiten que presuntos malversadores o corruptos acusados se paseen libremente sin haber pisado la cárcel ni un día, mientras una persona que no puede pagar su vivienda, y es desahuciada por ello, nota que, en su caso, sí hay una justicia más implacable y hasta más rápida. Y es que, como dijo, en octubre de 2014, Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial: «En España, la Ley está pensada para el robagallinas, pero no para el gran defraudador». Grave es que sea así, pero aún más grave es que nadie ponga remedio, ni dimita nadie por ello. Ni el señor Lesmes ni Rafael Catalá, ministro de Justicia de Rajoy. La Justicia siempre se ha dicho que es ciega para ser imparcial, pero muchos dicen que sólo es tuerta, que algo sí ve. Una Justicia así no puede ser justa.

Los problemas de la Justicia, antes expuestos, afectan a todos. Pero, además, en algunos casos se añaden otros que agravan esa situación. En el caso de nuestra ciudad así es. Vicente Pascual, decano del Colegio, los describe claramente: es tradición que Elx encabece los índices de saturación por cada Juzgado de Primera Instancia en todo el Estado. Es una característica negativa valenciana. Entre los siete primeros casos en España, en nuestra Comunidad hay cuatro, aparte del nuestro están València, Alicante y Castellón. Ni el Poder Judicial ni la Conselleria han mostrado mucha diligencia en resolver esta discriminación. Y es una situación que ya dura muchos años.

El Juzgado de Primera Instancia número 7 se creó en 2012, pero se suspendió su puesta en marcha. Recientemente el Consejo General Poder Judicial aprobó activarlo y, además, crear el número 8. El problema es que, con esos antecedentes, ya veremos lo que cuesta hacerse realidad todo ello. Téngase en cuenta que, en partidos judiciales similares al nuestro, se tienen 11 ó 12 Juzgados de Primera Instancia y aquí nos llegan promesas para el 7 y el 8, como bien dice el decano ilicitano.

La necesidad de más juzgados y su correspondiente dotación de personal y medios materiales adecuados es básica. En pleno siglo XXI gran parte de la documentación se encuentra como en el siglo XIX. Montañas de expedientes se acumulan por todas partes. A veces pareciera un milagro que entre tantas miles de carpetas se pueda encontrar la que se busca.

También recientemente se hacía eco INFORMACIÓN de la situación de nuestro Registro Civil. Se dan fechas para dentro de 10 meses para poder casarse. No se sabe si es para dar tiempo para que las parejas se conozcan mejor y así eviten futuros divorcios o es otra prueba del colapso que hay en la Ciudad de Justicia de Elx. En todo caso lo que está claro es que estas situaciones perjudican a casi todos, desde la persona que acude a la justicia por tener que defender sus derechos como a aquellos que tienen que cumplir con trámites jurisdiccionales.

La Administración de Justicia en Elx necesita soluciones, todos los directamente afectados lo vienen reclamando: jueces, fiscales, abogados, procuradores, funcionarios y, por supuesto, los ciudadanos de a pie. Como en tantas otras cosas, no recibimos lo que nos corresponde y lo que llega tarda demasiado. Ahora parece la prehistoria, pero habría que recordar, no hace tanto, lo que hubo que luchar para conseguir la nueva sede judicial y poder salir de la ubicada en Plaza Reyes Católicos y «aledaños». Se echa en falta una mayor exigencia por parte de nuestro Ayuntamiento en las instancias correspondientes. Hay que ir más a València y, en especial, a Madrid, exigiendo soluciones para nuestra ciudad.