Agradezco a mis padres el que me diesen el ser, pero especialmente a mi madre el que en todo momento de mi vida me inculcase el respeto a las personas, y sobre todo a las mujeres, posteriormente tuve la suerte de que mis profesores desde que empecé ahondasen en el reconocimiento a la dignidad del individuo, hombre o mujer.

En los momentos previos a los que estoy escribiendo y es lo que me motiva, suena en mi móvil la señal de un suceso que inmediatamente el medio radiofónico me informa, lo leo y me produce una sensación de sublevación de impotencia y de dolor, acaba de producirse un nuevo hecho de violencia de género, con fallecimiento de la víctima.

Se están sucediendo estos hechos de una manera continua, lo que me lleva a preguntarme si no estaremos admitiendo este suceso como algo irremediable y a lo que no podemos aplicar soluciones. No lo puedo admitir aquello de que ¡lo que no tiene solución no es problema!, pero sí admito, que si el problema tiene solución lo que hay que hacer es buscarla y aplicarla.

La Defensora el Pueblo nos dice que no encuentra solución a esta situación, lo que hay que hacer en buscarla y encontrarla. Respetando la presunción de inocencia que nos la expone el artículo 24 de la CE con lo cual estoy de total acuerdo, no podemos acusar a quien no ha cometido delito y menos sancionar, pero no obstante existe un número considerable de sujetos denunciados por malos tratos. ¿Qué porcentaje de esos individuos son los que posteriormente no respetan la orden de alejamiento y cuántos de ellos en proporción son los que terminan actuando de forma violenta sobre la víctima?

¿Se soluciona el problema con una orden de alejamiento? ¿Se soluciona con una pulsera? ¿Se soluciona llamando al 016, y me pregunto cuándo se llama al 016?, ¿cuando el hecho está consumado, o cuando la víctima tiene la suerte de que los vecinos sean testigos de la agresión o de los hechos y avisen al 016 y se pueda acudir a tiempo?

¿Se puede conseguir algo con un minuto de silencio a la puerta de organismos de las administraciones públicas? Somos conscientes de que a estos desalmados les tiene sin cuidado estas acciones de repulsa.

Me viene al recuerdo artículos al respecto que leí del expresidente de la Audiencia Provincial de Alicante, es de agradecer su preocupación sobre este tema, don Vicente, pero prosiguen estos descerebrados con sus acciones y lo mucho o lo mínimo que podamos aportar los ciudadanos de buena fe siempre es de agradecer.

Si estos sujetos son ya conocidos por los agentes de la autoridad, comisarías, juzgados, ¿no se podría aplicar una vigilancia desde el momento en que se les denuncia? Generalmente estamos hablando de una orden de alejamiento que de nada sirve, pero se les pueden imponer el tener que acudir a jornadas obligatorias en donde profesionales les trasmitan la responsabilidad de sus actos, y donde se les permita el acceder a sus reivindicaciones, por muy variopintas que sean.

Otro caso es la sanción a imponer cuando se ha cometido el delito, en estos casos flagrantes no se puede acudir a una proporcionalidad entre el hecho consumado y el fin, pues es la vida el fin del hecho, no se puede establecer una equivalencia, el ciudadano de a pie no comprende cómo en ciertas situaciones se imponen penas que causan desconcierto en lo que de la ley opina el pueblo.

Pero aunque de una forma me he atrevido a exponer mis pensamientos, los cuales son generalmente compartidos, el problema no radica en menos o más penas duras, es desde la raíz del árbol donde debemos comenzar, una nación es lo que son sus ciudadanos, y estos lo personifican en cuanto a la educación que desde el primer momento reciben, tanto desde el hogar como desde sus docentes, el respeto a la persona, la dignidad, el valor moral, hace que el individuo adquiera unos valores que son los que hará valer en el futuro. Es una solución en el tiempo que debe comenzar en el seno de la familia, impartiendo el respeto desde que el individuo realiza sus primeros pasos o seremos los padres los que tenemos que prepararnos previamente, esta es la duda que no disipo. Y antes de finalizar debo agregar que existe una violencia doméstica y una violencia de género, el freno a la segunda, opino quizás radique en la mediación de refrenar la primera.