El pasado 15 de septiembre finalizaron las fiestas de El Campello: durante unos días sus calles volvieron a llenarse de música, color, ropajes, fuegos y, por supuesto, de público deseoso de disfrutar de sus Moros y Cristianos. Antes fue el turno de Mutxamel y Sant Joan, sólo por mencionar municipios de nuestro territorio más cercano, l'Alacantí. De hecho, podemos decir que el periplo festero se inició unos meses antes, cuando les Fogueres de Sant Joan inundaron nuestras calles, las calles de Alicante. Pero no sería justo decirlo así: en realidad el calendario de la celebración no se inicia nunca y no para jamás. Ese cronograma es cíclico, pero siempre diferente, siempre nuevo, siempre vivo.

Hemos hecho de la alegría y del arte un gran oficio y de ello, muchas profesiones. Profesionales de la música, de la composición, de la indumentaria, del baile, de la pirotecnia, de la construcción de monumentos, del dibujo y la pintura, de la fotografía y las artes audiovisuales, del teatro y la representación. Podemos sentir orgullo de nuestra fuerza creadora, de su éxito y reconocimiento. Tristemente, no tanto de su fortaleza económica.

El pasado 9 de junio presentamos en el auditorio de Puerta Ferrissa, sede de la Agencia Local de Desarrollo, el primer estudio sobre las Industrias Culturales y Creativas (ICC) de Alicante. Se trata del fruto de 101 entrevistas a profesionales y nodos culturales, denominación con la que designamos a los espacios que muestran y difunden el arte en nuestra ciudad. El panorama resultó halagüeño en algunos aspectos: asiduidad del público, grado de conocimiento del mismo, oportunidades que se abren con el futuro digital y la constante renovación de asistentes jóvenes. Pero el resto de la fotografía resultó en blanco y negro: precarización del trabajo, ingresos escasos (la media no llega a 15.000 euros anuales), trabajo individualizado y una frustrante falta de reconocimiento y esperanzas profesionales.

El sector cultural en Alicante, aun a pesar de su potencia y repercusión, está atomizado y falto de formación específica. En estos momentos existen excelentes ejemplos de creatividad y ejecución, pero con importantes carencias en elementos fundamentales como la gestión de los derechos de autor, la aplicación de la fiscalidad, el desconocimiento de las formas de contratación y de facturación, la ausencia de apoyo en la comunicación o el escaso contacto con otras entidades y profesionales. Es decir, el trazo dibujado por el informe resultó grueso, algo basto, pero dispuesto a ser completado con brillo y color.

Esa es la misión por la que nos sentimos impelidos en la Agencia Local de Desarrollo: priorizar nuestra atención en aquellas actuaciones que mejor resulten para la profesionalización del sector, para saber multiplicar recursos, lograr organizar acciones de auténtica repercusión y fomentar la colaboración.

Por ello, en colaboración con las Concejalías de Cultura y de Coordinación de Proyectos, hemos organizado un completo programa de medidas destinadas a impulsar la profesionalización de las ICC en Alicante. De hecho, gracias a la estrategia EDUSI, impulsada por el Ayuntamiento y financiada a partes iguales por el Fondo Social Europeo, se han iniciado las acciones del programa ImpulsaCultura, incluyendo itinerarios de formación y estímulo, mentorización y asesoramiento, además de la muestra pública FOCUS 2017 que tendrá lugar en Alicante el próximo mes de octubre.

En la actual economía del conocimiento, las industrias culturales y creativas son un sector estratégico para crear empleo, innovar, reaccionar rápidamente a las necesidades del mercado, movilizar inversión y estimular la economía. En este sentido la Comisión Europea cifra la contribución de las ICC en un 4,2% del PIB del conjunto de la UE y les atribuye más de 7 millones de puestos de trabajo, un 3,3% del total. Igualmente, se cifra la contribución de las ICC en España como responsables del 3,5% de PIB. Es por ello que Alicante también tiene futuro económico y posibilidades de un empleo mucho más estable, desestacionalizado y profesionalizado en la innovación y profesionalidad volcadas a las ICC.

Valga el ejemplo: en 1984, el canadiense Guy Laliberté fundó un circo sin animales volcado en la creatividad y el espectáculo como potentes armas de atracción de un público universal. Hoy, el Cirque du Soleil recorre el mundo entero y es el referente que ha cambiado para siempre este ámbito de la cultura. No hace falta irnos tan lejos. En Alicante, en 1994, nació Carros de Foc de la mano de Miguel Ángel Martín, seguidor de una importante saga de constructores de Hogueras. Aquellas carrozas que recorrían las calles de Alicante, El Campello o Sant Joan, ahora transcurren por las celebraciones de los cinco continentes. Nuestra creatividad y cultura son, también, un ejemplo de futuro económico y profesional del que se puede vivir y, sobre todo, dar vida. Hagamos para que así sea.