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Javier Mondéjar.

El otoño hace brotar las setas de los foros de opinión

Es cierto que he clamado porque la sociedad se despertase de un estado de paralización similar al de un conejo deslumbrado por los faros de un coche y que diese su opinión en los foros correspondientes

Muchos refranes dejan un poso de sabiduría y esta semana andaba yo pensando en que lo poco agrada y lo mucho cansa, un tanto desbordado por un principio de otoño de rentrée en el que encuentro sobre la mesa ciento y una noticias y un desparrame de invitaciones a foros de opinión, mesas redondas, grupos sociales nuevos y etcétera, etcétera, casi todos centrados en lo mismo: la reivindicación de la provincia de Alicante. Como tengo el don de ganar amigos es bien seguro que algunos se darán por aludidos y me retirarán el saludo. Y la invitación.

Es cierto que he clamado porque la sociedad se despertase de un estado de paralización similar al de un conejo deslumbrado por los faros de un coche y que diese su opinión en los foros correspondientes. Lo que no sé es si todos nos hemos pasado de vueltas al crear sucesivamente grupos, grupúsculos y camarillas, de forma tal que casi tan malo sea tener muchos como pocos foros de debate y ningún interlocutor de peso que nos represente en instituciones sólidas. Quizá vayamos a la par que la estación en la que entramos, que produce setas, rovellons y trompetas de la muerte a base de bien y de forma espontánea, aunque también hongos alucinógenos y «amanitas phaloides», la seta venenosa que mató al emperador Claudio que tan simpático me resultaba.

Tampoco pasa nada; lo bueno del exceso es que se autoregula y del mismo modo que la naturaleza hace una selección de las especies de forma que sólo las mejor preparadas sobreviven, la sociedad manda a la extinción fulminante a los foros que no aportan más que el ego de sus promotores. Mientras tanto deberíamos congratularnos de que somos muchos los que en la provincia pensamos en la provincia y nos duele Alicante, si bien casi nunca pasa nuestro pesar de lamentarnos en tertulias de sobremesa, después de las cuales nos quedamos tan anchos por haber salvado a nuestros co-provincianos de la humillación a la que nos someten en Valencia, Madrid o Bruselas, por ese orden de demoniacos entes urdidores de conspiraciones para hundirnos.

Como soy gente de orden, en mi faceta más burguesa me gustan más que el comer las instituciones serias, si es posible no apolilladas por los años pasados sin abrir las ventanas, que hace falta urgentemente una renovación de personajes e incluso de generaciones, en sus núcleos más duros, para que el moho no se coma los cortinajes. No es ninguna sorpresa que aunque la humedad o los insectos se zamparan las cortinas, las polillas tendrían mal gusto, que ya no hay sedas lujosas, damascos o salones principescos, sino apenas oficinas funcionales y estrechas y cortinas de gradulux en el mejor de los casos.

Mi parte indignada no es de la rama asamblearia, aunque considero que los modelos surgidos de la base tienen algo más asegurada la credibilidad que los que se crean desde las cúpulas, aunque ninguna de las dos fórmulas tenga asegurada la permanencia. Me gusta sin embargo que los grupos profesionales o incluso empresariales quieran empezar a lanzar a la sociedad sus ideas sin tener entre sus planes primarios acciones de escalada a la caza de la representatividad, aunque es verdad que dada la horfandad de la provincia no se descarta que si alguien destaca pueda llevarse el gato al agua.

Me quejo de vicio y porque soy un quejica: si lo pienso seriamente, cuantos más seamos más nos divertiremos y las posibilidades de dar con la piedra filosofal se multiplicarán. Dejemos que los foros de opinión sedimenten y que los interesantes dejen su poso. Lo que no podemos es estar todos en los mismos sitios, lo mejor es lo que decía Ana Botella en su parábola de las peras con las peras y las manzanas con las manzanas, aunque se lió sin duda y quería decir que era mejor el matrimonio de una pera con una manzana que de dos manzanas juntas. O eso creí entender, que para descifrar al matrimonio Ansar hay que haber estudiado a fondo en la Universidad la «ostpolitik» y los gestos de la «inteligentzia» soviética en los desfiles de la Plaza Roja de Moscú.

Sentadas las bases de que los foros pro Alicante son buenos y son tus amiguitos y que muchos escenarios con la misma gente son un horror inimaginable, les pediría humildemente varias cosas: que no se dejen manejar por tendencias partidistas y menos por los partidos y que reúnan en su seno la mayor diversidad ideológica posible, si es que pueden. Y ya de paso sería estupendo que sus promotores no los utilizasen como trampolín para lanzarse a piscinas o con la intención de medrar unipersonalmente. Si ya consiguen no burocratizarse, no tratar de construir estructuras y no tienen como único objetivo generar ruido en los medios de comunicación y sí edificar un discurso que nos sirva a todos, sería de nota.

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