La actual representación de Esquerra Unida en la Diputación de Alicante es una anomalía del sistema. En realidad, la formación sólo pudo sacar el acta después de convertirse en «vientre de alquiler» a través de la «operación Guanyar» para sumarse como propios los votos que, en realidad, eran de Podemos controlando el registro de las candidaturas municipales. Víctor Domínguez, concejal de Alicante, era el destinado a ocupar el sillón en la Diputación pero, finalmente, la organización eligió a Raquel Pérez, edil en El Campello, para que el escaño de València y el de la provincia de Alicante no quedara en manos de la misma familia política. Cosas de los equilibrios internos de EU. En la dura batalla por el control de la coalición, Pérez se alineó con el nuevo coordinador, el aspense David Rodríguez, contrario a pactar con Podemos y que tenía que recurrir a la caja de su grupo en la Diputación de Alicante para poder disponer de fondos que, como ahora sabemos, sirvieron, entre otras cosas, para sufragar un viaje de diez días a Cuba con dinero público enmascarado a través de una asociación cultural para asistir al funeral del comandante Fidel Castro. Dinero que, además, la diputada Pérez se niega a justificar, lo que alimenta las dudas sobre los dispendios que se han abonado con los casi 38.000 euros ingresados en 2016 por la coalición, la única formación junto al PP que no se rebajó la asignación que recibió de las arcas provinciales. EU tiene un largo y brillante historial, durante más de tres décadas, de honradez, transparencia y lucha contra la corrupción. Un legado que este episodio no puede dilapidar. Y para eso David Rodríguez por el viaje y la diputada Raquel Pérez por permitirlo sólo tienen un camino: dimitir.
