El ministro Íñigo de la Serna anunciaba hace sólo unos días que ya se ha encargado un estudio para reactivar el tan necesario proyecto para conectar el aeropuerto con la estación del AVE de Alicante. Lógicamente, después de tantos años, no podemos más que congratularnos por el anuncio y cruzar los dedos para que esta vez las intenciones pasen del terreno de las palabras al de las realidades. Otra cosa es el efecto que han tenido en Elche las palabras del ministro. De momento, todo está en una fase tan incipiente que por no saber ni se sabe qué tipo de trenes cubrirán el trayecto y si habrá enlace con Elche. Y eso precisamente es lo que ha encendido las alarmas entre los ilicitanos. Al fin y al cabo, llueve sobre mojado. La parada de la Alta Velocidad en Elche está a unos cuantos kilómetros del casco urbano; de momento, no hay conexión por cercanías ni se la espera, al menos a corto plazo; y de una estación se ha pasado a un simple apeadero, sin que nadie haya dicho nada. En su día ya se dejó pasar la oportunidad de que la estación del AVE de la provincia estuviera en el aeropuerto, y ahora ya sirve de poco relamerse las heridas. Sin embargo, aún se puede llegar a tiempo para que el estudio para unir el aeropuerto con el tren tenga en cuenta a Elche. Y ahí es donde los políticos ilicitanos, más allá de las siglas, los empresarios y las plataformas ciudadanas deben concentrar ahora todas sus energías. La promoción de Elche no puede fiarse sólo a la Dama y a rotular su nombre en la estación. Las infraestructuras pueden acabar poniendo o quitando del mapa a una ciudad.
