Nuestra autonomía tiene muchos problemas que solucionar, problemas que son de todos los valencianos y valencianas al margen del partido político al que voten cada vez que hay una cita con las urnas. Veo y leo, desde hace meses al presidente de la Generalitat, al de todos los valencianos y valencianas, hablar del «problema valenciano» circunscrito solo a un asunto: la financiación. No seré yo quien diga que la que recibe del Estado nuestra Comunidad es justa. Es más, aprovecho esta tribuna para reivindicar ese reparto equitativo no solo hacia nuestra autonomía, sino a todos los territorios españoles que han asumido la prestación de servicios que tienen que beneficiar, también por igual, al conjunto de la sociedad. Pero molt honorable señor Puig, ese no es el único «problema valenciano».

La reforma de la financiación autonómica debe de ir de la mano de la reforma de la financiación nacional y esta reforma no sólo es responsabilidad del PP sino que debe de ser un pacto cuanto menos entre los dos grandes partidos de nuestro país. Por eso el PP pide el apoyo y el consenso con el PSOE para evitar de esta forma con que algunos como el Sr. Puig hagan política y demagogia con este tema.

Cada comarca, cada palmo de tierra de nuestra comunidad, tiene sus problemas propios. Y he de reconocer que a mí me preocupan más los que tengo más cerca, los que son míos y de quienes tengo a mí alrededor. El de la financiación por supuesto es global, no hay que ser una lumbrera para saber que si llega menos a las arcas del Palau, el reparto también será menor para nuestras comarcas, para nuestros municipios o nuestras diputaciones, pero repito, aparte de este hay muchos y muy cercanos. ¿O no es valenciano el problema ?generado por su propio conseller de Educación- con el valenciano, valga la redundancia? Si, puede que sea un problema mayoritario en la Vega Baja, sin ser el nuestro el único territorio que lo tiene, pero también es un problema valenciano, porque lo somos igual que cualquier otro ciudadano de la Comunidad.

Y no, no comulgamos con ruedas de molino, aunque el Conseller Marzà haya impuesto su plan por decreto y sin contar con los jueces (solo hay que ver el preambulo del decreto ley cuando dice no tener soporte legal) que de momento no le dan la razón y lo que es peor, tampoco con las familias que son las afectadas directas por su decisión. No comulgamos con sus imposiciones y le pedimos, señor Puig, que le diga a su Conseller ?puesto que usted viene de vez en cuando por aquí y él no se ha dignado- que deje de mirar al norte, hacia Cataluña, donde se vive el peor esperpento político de la Democracia.

Le pedimos que venga, y si no quiere, que al menos también mire de vez en cuando al sur, porque desde la Vega Baja no le estamos imponiendo nada, lo único que consideramos que debe aplicar el Consell es el sentido común y dejar educar a nuestros niños y niñas como hasta ahora: en castellano, en inglés y por supuesto, también en valenciano. Porque en nuestros colegios se estudia el valenciano como lengua oficial que es de la autonomía a la que pertenecemos, como seña de identidad, que lo es, como son una seña de identidad y también se estudian los versos de Miguel Hernández, escritos por cierto en castellano, no solo en nuestra comunidad, sino en todo el mundo.

Señor Puig, su Conseller, y por extensión usted como jefe del Consell, han generado un problema a la Vega Baja que le reitero, es tan valenciano como el de la financiación. Ya no están a tiempo de solucionarlo, pero al menos si de enmendarlo porque un decreto sirve igual para fastidiarlo todo crear problemas que para darles solución. Usted verá.