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Manolo Alarcón

Opinión

M. Alarcón

¿Sabemos qué queremos?

El comercio, como tantas cosas, se encuentra en una situación de disloque y adaptación que precisa de menos paños calientes y de más ideas clarificadoras sobre, por ejemplo, cuándo se puede/debe abrir, independientemente de la época o de que tengamos la ocasión de celebrar como ahora una fiesta extraordinaria como se anuncia esta Volvo. Los domingos y festivos no son como lo eran antes. Ahora, por encima de cualquier otra cosa, se consume. Quien quiere vender, quien quiere hacer negocio, ya tiene muy asumido que su modelo debe tender a ello: a estar cuando lo demandan los clientes y no al revés. Gustará más o menos al pequeño y al mediano comercio, tendrá más o menos oportunidad de competir con los grandes, pero no le queda otra. Esto es lo que hay. Contra tiendas reales y contra otras que son virtuales. Son los tiempos. El comercio es sólo otra de las patas de banco de esta provincia turística en que la bonanza climática hace muy difícil encerrarnos en casa. No nos engañemos, no salimos sólo a pasear o a ver escaparates, salimos a comprar, a curiosear y a divertirnos, y nos da lo mismo qué día de la semana sea. Negar ello sería negar una evidencia. Y no nos gusta descansar de ello porque los negocios estén cerrados. Nos vamos donde abran. Que a día de hoy tengamos que estar debatiendo sobre cuántos festivos hay que abrir o si a todos los municipios se les tiene que medir con el mismo rasero; es decir, si todos tienen los mismos derechos, demuestra qué lejos estamos no de llegar a un acuerdo que al final lo habrá (mejor o peor) sino de saber realmente qué modelo queremos. ¿El pasado, el presente o el futuro?

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