Mis amigos coinciden en que verano, vacaciones y felicidad son sinónimos de infancia. Todos los padres saben de la importancia de los niños en la decisión acerca de dónde ir, dónde comer o dónde viajar. Hoy nuestra vida es, al menos en una larga etapa, bastante niñocéntrica.

La infancia dura diez años, si tienes más hijos te pasas veinte años criando, con todas sus tareas y con todos los sinsabores, las renuncias etcétera, pero lo haces feliz. Alguien me lo explicó un día: la paternidad es como estar esperando toda la comida para tomar tu postre preferido, cuando te lo sirven, tu hijo te lo pide y se lo das, y encima te engorda más que si lo hubieras comido tú. Realmente, nada compensa más que tener éxito con tu descendencia, pero nadie niega que te pierdes mucho de ti y pasas del «yo» o el «nosotros dos» a «los niños primero». Cambias de coche, de casa (si puedes), de entorno, haces lo que sea para que vayan al mejor cole, para que tengan futuro laboral y, sobre todo, sean felices. Parece que hasta que no llegan los nietos no vuelves a alcanzar ese grado de entrega (me viene a la cabeza mi amigo Luis Colombo, encantado de entrar, con su nueva nieta, en el universo abuelil).

Lo cierto es que vivir en familia nos hace adaptarnos en todo, y te buscas vacaciones a medida para tu nueva realidad...

Deberíamos estar muy atentos a todo esto en destinos como Alicante. El turismo familiar es fundamental, pero demos un plus, hagamos un esfuerzo para que haya verdadera oferta para las familias y, ya que defendemos y esperamos capitalizar la dieta mediterránea, hagamos algo, en positivo, por ello. Por ejemplo ¿por qué no poner menús saludables para niños en las cartas de los restaurantes en lugar de los consabidos espaguetis con tomate, hamburguesas o filetes empanados con patatas fritas? Con estos pequeños detalles se consiguen grandes resultados y algo fundamental en comunicación: diferenciarte de otros destinos. Sería fomentar institucionalmente una marca o red de restaurantes mediterráneos amigos de los niños. Sería crear menús saludables y equilibrados, tal vez inspirados por la alicantina Clotilde Vázquez, una de las referencias internacionales en nutrición y endocrinología y una gran comunicadora. Sería poner nuestros productos provinciales en menús bien estructurados y apetecibles. Sería promocionar nuestros productos relacionando salud y destino. No lo veo tan difícil, es marketing gastronómico aplicado a nuestras posibilidades. Es, además, ofrecer armas útiles a los profesionales de la restauración de nuestro entorno.

Ocio y negocio, diferentes públicos, variada oferta? tenemos mucho que ofrecer y algo que esta implícito en todo ello; también en nuestro estilo de vida mediterránea, el buen carácter, la diversión, la amabilidad, la noche, la luz, el mar, el compartir, con los amigos de siempre y los nuevos, encuentros siempre en torno a la buena mesa. Alicante y la Costa Blanca tienen un tesoro delante que no ven.